Tras la celebración, el 29 de enero, de la 34ª sesión ordinaria del Patronato de la Fundación Carolina, y la aprobación del Plan de Actuación para 2024, la institución da oficialmente inicio a un año repleto de iniciativas y nuevos retos que encaramos con ilusión y fuerzas renovadas. En un momento histórico sin duda desafiante —de “interregno”—, en el que América Latina, tanto como Europa, lidia con un contexto de fragmentación comercial, polarización, conflictos eco-sociales o ascenso de opciones iliberales, y donde la tolerancia, la defensa de la ciencia y el multilateralismo fundado en normas se encuentran impugnados, el recurso a la cooperación al desarrollo, al intercambio cultural y académico, y a la generación de conocimiento no puede desfallecer; más bien al contrario.
En este sentido, la propuesta de actividades adoptada por la Carolina presenta una ambiciosa programación —volcada hacia la extensión de sus redes y la “ciencia abierta”—, que se desplegará en sus principales áreas de trabajo. Así, y en primer lugar, nuestra oferta formativa convoca este año 669 becas de posgrado y doctorado —casi un 10% más que en el año anterior—, apostando como siempre por programas académicos orientados a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), especialmente útiles en clave de “bien común”. Quien nos conoce es bien consciente de la particular atención que —anualmente— la Fundación presta al compromiso de los estudios de posgrado con un futuro más justo, más eficiente en términos digitales y energéticos, y más respetuoso con el medio ambiente. Bajo dicho enfoque, hemos incorporado, entre otros programas, una nueva línea de becas en colaboración con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), y proseguimos poniendo especial énfasis al acceso de las mujeres a las disciplinas STEM (ciencias, tecnologías, ingenierías y matemáticas).
Igualmente, dicho enfoque, ligado a las “tres transiciones” que afrontan nuestras sociedades —social, digital y ecológica—, informa la agenda del área de Estudios y Análisis, que seguirá pulsando el estado de la democracia en la región —en un 2024 marcado por importantes citas electorales en México, El Salvador, Uruguay o Venezuela— y que asimismo examinará la evolución de las relaciones euro-latinoamericanas, tras el reimpulso conferido por la Cumbre UE-CELAC de julio de 2023 (en el marco de la presidencia española del Consejo de la UE) y la consecuente renovación de la cooperación birregional.
Mención aparte merece el constante acompañamiento del área al sistema de la Cooperación Española, unido este año al proceso de reforma activado tras la aprobación de la Ley 1/2023, de Cooperación para el Desarrollo Sostenible y la Solidaridad Global, así como a la creciente relevancia del “desarrollo en transición”: paradigma preciso, y más que oportuno, para establecer nuevos modelos de cooperación avanzada basados en el intercambio de experiencias y conocimientos, y articulados sobre el diálogo político, social y técnico entre pares.
A su vez, el área de Estudios y Análisis continuará suministrando insumos hacia las iniciativas de diplomacia pública de la institución, concretamente a los programas de visitas de “Mujeres Líderes”, “Liderazgo Público Iberoamericano” y “Promotores del Cambios”; cuyos propósitos de signo democrático, fortalecimiento institucional y en pro de la igualdad de género —claves para la renovación del contrato social—, otorgan a estas actividades un palmario componente de cooperación técnica y horizontal, fructífero y práctico para toda la comunidad iberoamericana.
Por último, pero no menos importante, el área de Comunicación redoblará su función divulgadora, dotando no solo de contenido a nuestras redes (YouTube, IG, etc.), sino sistematizando y relacionando entre sí el caudal de conocimiento generado por la Fundación. De hecho, esta labor ya se ha iniciado a través de un “portal” de acceso abierto a su repositorio especializado, mediante un interfaz de categorías desde el que también se obtiene —de forma intuitiva y temática— información sobre nuestros proyectos de investigación, grupos de trabajo o seminarios. Estas redes sociales y de conocimiento, finalmente, adquirirán una vertiente operativa en virtud del redimensionamiento de la Red Carolina: el espacio común de todas las personas vinculadas con la institución —becarios/as, visitantes, especialistas, docentes, etc., que suman más de 20.000 miembros— y punto de encuentro de las “Asociaciones Carolina” establecidas en América Latina. La pretensión consiste en que la Red Carolina ensanche los contactos y las interacciones entre “carolinos”; gestione actos de networking y mentorías, cree o consolide grupos de influencia sectoriales, y más en concreto, perfile un mapa de situación actualizado de las “Asociaciones”, de sus recursos y espacios virtuales, y de su presencia en cada país, funcional para las entidades públicas y privadas, para la sociedad civil, y para los centros de estudio e investigación ligados con la Fundación.
Este Plan de actuación, por último, se construye sobre el intenso trabajo de la Fundación en los últimos cinco años y medio. Tomando el año 2018 como inicio de esta etapa, es un motivo de satisfacción ver a la Fundación Carolina situada como una institución de referencia en el sistema de la Cooperación Española, con un gran prestigio en el ámbito científico y académico, reconocido por nuestros socios homólogos en la región y en la Unión Europea. El trabajo realizado ha sido mucho y pensamos —modestamente— que ha sido fructífero para España y la comunidad iberoamericana, para su sociedad civil, para los sectores público y privado, y para la consecución de los ODS de la Agenda 2030. Como entonces, nuestra voluntad responde al propósito de “cambiar vidas”, transformar sociedades, fortalecer instituciones y generar valor social, de acuerdo con un mandato fundacional renovado, fundamentado siempre en las metas globales de Desarrollo Sostenible y en la robusta “alianza público-privada” que define la naturaleza de la Carolina. Hay tarea.