En 1991, en Guadalajara (México), tuvo lugar la primera Cumbre Iberoamericana de presidentes y de jefes y jefas de Estado y de Gobierno. Fue el comienzo de un proceso de concertación que hoy, treinta años después, se ha consolidado como un espacio singular para el diálogo de políticas y una plataforma activa de cooperación avanzada basada en unos vínculos socioculturales, únicos, que definen lo iberoamericano como una comunidad de identidad y valores diferenciados de las sociedades y los países que la integran. Hoy, el sistema iberoamericano constituye una realidad dinámica que, como otros espacios internacionales de articulación política, social y cultural, trata de ser un espacio para que los Estados miembros puedan responder colectivamente a los retos que plantea una realidad internacional sensiblemente distintos a los existentes en el momento de su creación. Para España, en particular, la dimensión iberoamericana es un componente clave de su política exterior y de cooperación, y también un espacio de cercanía y afectos, donde existen un entramado de relaciones económicas, sociales y culturales con mayor densidad y dinamismo.
Al calor de las Cumbres Iberoamericanas, se ha venido promoviendo un espacio multilateral de cooperación, caracterizado por la horizontalidad de una relación entre socios iguales, que no responde a la tradicional visión Norte-Sur y va más allá́ de los instrumentos tradicionales. Un tipo de cooperación avanzada que se basa en el desarrollo de capacidades, en el intercambio de prácticas y experiencias y el conocimiento mutuo; que aprecia la movilidad del talento y la formación; y que promueve la generación e intercambio de conocimiento especializado para resolver los complejos problemas de sostenibilidad asociados a la triple transición social, productiva y ambiental que ya demandaba una globalización en crisis, pero que la pandemia de la COVID-19 ha hecho aún más perentoria.
La XXVII Cumbre Iberoamericana de Andorra ha abordado dos grandes cuestiones. Por un lado, cómo las sociedades y los Estados de Iberoamérica pueden responder a la crisis generada por la pandemia del COVID-19, a través de mejores políticas públicas y un enfoque que combine equidad e inclusión social, sostenibilidad ambiental, y políticas públicas y el compromiso empresarial para promover un cambio productivo que haga buen uso de las tecnologías digitales. Por otro lado, establece un claro compromiso a favor de la “innovación para el desarrollo sostenible” a través de alianzas con múltiples actores para que la innovación contribuya a la implementación de la Agenda 2030. También propone la incorporación de recursos digitales en los procesos de enseñanza y aprendizaje para garantizar la calidad de la educación.
Iberoamérica cuenta con una institucionalidad asentada y con instrumentos consolidados de cooperación multilateral, bilateral, Sur-Sur y triangular y no gubernamental que contribuyen al dinamismo de un sistema que, treinta años después, sigue siendo una necesidad para la construcción y consolidación de la comunidad iberoamericana.
Este encuentro analizará los resultados y mandato de la Cumbre de Andorra y el acervo de treinta años de diálogo y trabajo conjunto a través de las Cumbres Iberoamericana y de los programas de cooperación que se han desarrollado en ese espacio, en un diálogo singular entre su Secretaría General y uno de sus Estados miembros. También abordará sus potenciales retos futuros en un escenario internacional más interconectado, complejo y disputado.
Participantes:
– Cristina Gallach, secretaria de Estado de Asuntos Exteriores y para Iberoamérica y el Caribe.– Rebeca Grynspan, Secretaria General Iberoamericana
Modera: José Antonio Sanahuja, director General de la Fundación Carolina.
Fecha y hora
📅 lunes 31 de mayo de 2021.⌚ 16.00. (Madrid)
▶ Sin público presencial, solo en los canales de Twitter y de YouTube de Casa de América