Llega el fin de año y es el momento de hacer balance y rendir cuentas del quehacer institucional. Pero más allá de lo estipulado legalmente, queremos compartir algunas reflexiones con todas aquellas personas y entidades que de una manera u otra son partícipes o están asociadas a la actividad de la Fundación.
En conjunto, 2019 ha sido un año de fuerte relanzamiento de la Fundación, con un intenso programa de actividades, y también de puesta al día de su perfil y mandato institucional en el marco de la acción exterior de España y de su política de cooperación al desarrollo. Impulsados por el Plan de Actuación aprobado en febrero por su Patronato, bajo la presidencia de honor de S.M. El Rey Felipe VI y de su presidente ejecutivo, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se ha reforzado el programa de formación y movilidad académica. Tras varios años de descenso provocado por los recortes presupuestarios, ha habido un apreciable aumento del número de becas para posgrado y estancias de investigación. Además, se han introducido otras novedades que responden a la orientación de ese programa a la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS): en el proceso de selección de las candidaturas se han introducido criterios de equidad, que responden a la filosofía de que la educación superior ha de promover procesos de movilidad social ascendente basados en el mérito y no en la desigual posición de partida, y también a un concepto de excelencia académica en el que la contribución al bien común genera innovación y valor social. Junto a ello, por primera vez se contempla la movilidad académica en dos direcciones, en una lógica de cooperación más horizontal y simétrica, de forma que, además del tradicional movimiento de estudiantes y personal investigador latinoamericano hacia España, pueda haber personal investigador español que se dirija hacia América Latina. Junto a ello, se ha promovido de manera expresa la participación de mujeres en áreas académicas (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, o áreas STEM, por sus siglas en inglés) en las que suelen estar infrarrepresentadas. Hay que destacar, en relación a estas innovaciones, la colaboración institucional con la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB). La actuación de la Fundación es también la expresión del compromiso con el espacio iberoamericano del conocimiento y la educación superior, que se promueve desde esa organización.
Asimismo, la Fundación Carolina ha recuperado su papel como centro de pensamiento sobre la realidad iberoamericana y mundial, en el ámbito de la política, los desafíos societales, y los imperativos de la agenda del desarrollo. En colaboración con la Casa de América, se han realizado diversas ediciones de los Diálogos con América Latina, para llevar a un público más amplio los principales asuntos de la agenda iberoamericana, y se han iniciado y consolidado dos nuevas líneas de publicaciones (Análisis Carolina y Documentos de Trabajo), que cuentan ya con más de cincuenta títulos. En junio se realizó un importante seminario sobre el futuro del desarrollo y las políticas de cooperación con los “países en transición” de América Latina, en colaboración con otras instituciones de la cooperación española y con organismos internacionales y de la Unión Europea, claves en el ámbito del desarrollo en Iberoamérica. Una conclusión clara emerge de estas actividades de debate y reflexión: América Latina vive un complejo momento de transición, con crisis sociales, estancamiento económico, riesgos ambientales y un escenario externo dominado por la crisis de la globalización y fuertes tensiones geopolíticas. Hacer frente a esa situación y a las “trampas” del desarrollo que representan, requiere hacer más y mejor en materia de educación superior, y la cooperación en este campo deberá tener un papel más destacado en las estrategias de desarrollo y de cooperación internacional de los años venideros.
Estos no son los únicos hechos a resaltar de este año, muy intenso tanto en reflexión como en actividad. El área de Comunicación ha reforzado el trabajo en redes sociales, y se ha lanzado un nuevo Boletín Carolina que tiene una amplia difusión. Con las empresas de nuestro Patronato se ha avanzado en la promoción de sus agendas de sostenibilidad, que hoy presiden sus cadenas de valor y su relación con la sociedad. Se ha mantenido el programa de liderazgo y otras iniciativas de diplomacia pública, y se ha reforzado una actuación basada en la lógica de alianzas con otras entidades.
Que todo ello haya sido posible se debe al concurso y colaboración de muchas personas e instituciones, a las que es menester expresar nuestro profundo agradecimiento: a las empresas y entidades del Patronato de la Fundación, por su respaldo financiero e institucional; a las universidades con las que colaboramos, por su permanente apoyo y por los importantes recursos que aportan para hacer posible el programa de formación; a las personas que desde la academia y la esfera pública han compartido su reflexión y su análisis en nuestras publicaciones; al personal de la Fundación, por su compromiso y profesionalidad, y a los estudiantes y profesorado, por su entusiasta respuesta a la convocatoria anual de becas.
Para terminar este mensaje, permítanme anunciar algunos elementos señeros del Plan de Actuación de 2020. La estrategia acentuará el alineamiento de la Fundación con la Agenda 2030, como meta común de su Patronato. Pero, por encima de todo, este próximo año estará marcado por el XX aniversario de la creación de la Fundación Carolina. Como todo aniversario, será una oportunidad para resaltar el acervo acumulado tras veinte años de trabajo: ya son más de 18.000 exbecarios/as, y cerca de 3.000 personas las que han participado en los programas de liderazgo y de visitantes. Todos ellos muestran con orgullo en su trayectoria el marchamo “carolino” y constituyen una verdadera comunidad de comunicación y mejor conocimiento mutuo en el seno de la Comunidad Iberoamericana. Son personas, sobre todo, que están trabajando activamente en las esferas de la empresa y el emprendimiento, las artes y la creación cultural, la comunicación, la política y la acción social, y la ciencia y la tecnología, dando lo mejor de sí mismas para mejorar la sociedad y contribuir al bien común. Contaremos con estas personas y su actividad ejemplar para destacar cómo se puede contribuir a alcanzar las metas de la Agenda 2030 desde distintos ámbitos de actividad y compromiso. Y no desaprovecharemos la oportunidad que nos brinda ese aniversario para reflexionar sobre el presente y el futuro de una Iberoamérica convulsa, en busca de un nuevo contrato social y de un horizonte compartido de progreso humano en el que la cooperación en la educación superior y la ciencia y la tecnología han de tener un papel central.
José Antonio Sanahuja, director
Madrid, 19 de diciembre de 2019