Durante los últimos 20 años, la Fundación Carolina y BBVA han compartido objetivos y valores comunes, que explican el compromiso, el apoyo y el cariño que profesamos hacia esta institución. Ambos anhelamos un futuro mejor, en especial para la comunidad iberoamericana, y trabajamos con visión de largo plazo para poner al alcance de todos las oportunidades de esta nueva era.
Una nueva era en la que el mundo se enfrenta a grandes retos de carácter medioambiental y social, que debemos afrontar decididamente para lograr un crecimiento económico inclusivo y la mejora del nivel de bienestar para todos. Asegurar el acceso a una educación de calidad es clave para alcanzar estos objetivos, porque la educación es el motor para generar oportunidades y corregir las desigualdades que existen en la sociedad.
Esta visión común de largo plazo ha hecho que BBVA apoye la excepcional labor de la Fundación Carolina desde sus comienzos. Porque si hay un rasgo diferenciador de la Fundación, que la hace tan especial, es su capacidad de adaptarse a los grandes retos a los que se enfrenta la sociedad en cada momento.
A través de sus programas de becas, formación y movilidad académica de estudiantes y profesores, que fomentan la internacionalización de las universidades, así como sus programas de liderazgo para jóvenes con gran proyección, como el Programa Internacional de Visitantes, la Fundación Carolina ha demostrado su compromiso con el futuro de la sociedad, preparando a los líderes de mañana. Una oferta formativa que la Fundación revisa, perfecciona y adapta cada año, con base en las nuevas tendencias formativas y culturales, especialmente en los ámbitos de la innovación y el emprendimiento.
En BBVA la educación es una prioridad dentro de todo lo que hacemos. Por esta razón, desde hace 15 años la educación es una de las principales líneas de trabajo de nuestra acción social y destinamos casi el 40% de nuestra inversión social anual, cerca de 44 millones de euros, al desarrollo de diversos programas educativos, como las becas de integración para estudiantes en situación de vulnerabilidad o los programas de Educación Financiera. Estos últimos, los hemos venido impulsando desde hace más de 10 años en todos los países en los que estamos presentes, especialmente en América Latina. La educación financiera contribuye, además, a mejorar el bienestar de las personas, a que sean más independientes y a reducir la brecha de género especialmente en las regiones más desfavorecidas, lo cual es fundamental en situaciones de crisis, como la que nos ha tocado vivir.
En un mundo marcado por un sentido de responsabilidad común por los enormes desafíos a los que nos enfrentamos, la situación de excepcionalidad provocada por la COVID-19 ha generado una crisis a todos los niveles que inevitablemente marcará un punto de inflexión, acelerando tendencias y cambiando normas establecidas. No me cabe duda de que a pesar de los cambios que vendrán, en los próximos 20 años la Fundación Carolina seguirá estando a la vanguardia, contribuyendo al desarrollo de las personas y al futuro de nuestra sociedad.