El pasado jueves 20 de enero se celebró en el Palacio Real de El Pardo, la XXXII sesión ordinaria del patronato de la Fundación Carolina, presidida por S.M” el Rey. Durante la sesión se reflexionó sobre algunos de los elementos que caracterizan el papel de la Fundación en estos momentos: su compromiso sostenido con la cooperación educativa y científica; su papel proactivo ante la irrupción de la COVID-19; y su porvenir inmediato, caracterizado por los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, que marcan una hoja de ruta que la Fundación lleva más de tres años impulsando. Se señaló asimismo el inapreciable valor de contar con una institución que es ejemplo de asociación público-privada, y de una actuación que fortalece la dimensión iberoamericana, y también euro-latinoamericana, de la acción de cooperación.
Entre otros puntos del orden del día, el patronato aprobó el Plan de Actuación para el año en curso. Un plan al que hemos dotado de un enunciado que refleja su vocación multidimensional: “cooperación y conocimiento para la triple transición”, en referencia al necesario proceso de cambio socioeconómico, productivo y digital, y ecológico que tanto América Latina como la UE pretenden impulsar. Y es que, en efecto, nos encontramos en una coyuntura crucial en la que reconocemos como imperativo avanzar hacia sociedades más ecológicas y productivas, como un componente clave del nuevo contrato social que impulse también sociedades más justas y democráticas. Una coyuntura que tiene también una dimensión geopolítica, en la que la Unión Europea y América Latina están llamadas a jugar un papel más autónomo respecto a la competencia geopolítica de grandes potencias. Y ello no solo por la historia o los valores que nos unen, sino también por la fortaleza de nuestros vínculos como sociedades y, ante todo, por nuestra común voluntad multilateral: esto es, la convicción compartida de que solo un sistema de normas construido de común acuerdo podrá gestionar con eficacia los conflictos y riesgos que son de naturaleza global.
Con estos ideales, en los que ambas regiones coincidimos, hemos de poner ahora el foco en los desafíos inmediatos que —en un complejo contexto de pospandemia— plantean tanto la digitalización como las ineludibles exigencias de sostenibilidad que reclama el planeta, tratando al tiempo de acortar las brechas de desigualdad que aún persisten, y que resultan inadmisiblemente agudas en la región latinoamericana. Se trata, pues, de un triple reto —económico, social y ambiental— que desde la Unión Europea estamos en disposición de afrontar a partir del Pacto Verde, una propuesta con una gran ambición y una importante dimensión externa, de cara a impulsar una cooperación iberoamericana más firme en materia climática, y más inclusiva en los terrenos laboral y económico.
El Plan de Actuación de la Fundación Carolina responde, por tanto, a esta agenda a través de aquello que le es propio: la cooperación académica, la diplomacia pública y la formulación de conocimiento experto. En esta línea y con este propósito, se ha abierto la nueva convocatoria para el curso 2022-2023, presentando 594 becas de posgrado y doctorado orientadas a generar valor social en el entorno de las personas beneficiarias respondiendo a los retos de la “triple transición”. Su diseño continúa muy atento a la incorporación de las mujeres a las disciplinas científicas, a las particulares necesidades de los países centroamericanos, y a una comprensión de la ciencia que vincula la excelencia académica con el impacto social. De ahí que, en esta edición, las becas de la Fundación Carolina pongan un énfasis especial en campos como la sostenibilidad urbana, la seguridad alimentaria, la salud psicológica o los estudios de género. Se apuesta asimismo por la relevancia de los estudios de doctorado para consolidar redes científicas de cooperación iberoamericana.
La convocatoria, que se encuadra en el marco de las “Becas de la Cooperación Española”, integradas por las becas de Fundación Carolina y de la AECID, mantiene su adecuación al ámbito de las 5 “P” de la Agenda 2030: personas, planeta, prosperidad, paz, justicia e instituciones, y alianzas (partenariados) de la Agenda 2030.
A este respecto, y en conjunción con el área de Estudios, llevaremos a cabo este año una investigación para evaluar el impacto social de nuestras becas en clave de ODS. El propósito consiste en calibrar tanto los beneficios que generan en la vida de las personas becadas, como su repercusión en su entorno en términos de innovación y valor social, detectando hasta qué punto son realmente “becas ODS que cambian vidas”, como señalamos en nuestras comunicaciones externas. Igualmente, dedicaremos una atención especial a la evolución de la educación superior en América Latina en el escenario de la pandemia y en la recuperación posterior, reservando a esta materia uno de nuestros cursos de verano.
La actividad del área de Estudios también se centrará en pulsar el estado de la democracia en la región. Promoveremos la reflexión sobre las respuestas que deben darse a la crisis de confianza que las sociedades latinoamericanas manifiestan desde hace casi una década hacia sus instituciones políticas, y que la COVID-19 no ha mejorado. Esa realidad requiere un análisis en profundidad que nos lleve a identificar correctamente las demandas de una ciudadanía sin duda desafecta a partidos e instituciones, pero aún fiel a los principios y valores de la democracia. Toda apelación a un “nuevo contrato social” resulta inútil si no logramos definir con precisión el contenido de sus expectativas y anhelos.
El énfasis en esta cuestión se extenderá de forma práctica al área de Cooperación y Liderazgo, por medio de un programa de visitantes dirigido a jóvenes líderes de la política y el activismo social de la región. Nuestra pretensión es establecer un canal de diálogo y de contactos directos —con vocación de continuidad—, a través del que las personas participantes debatan sobre el futuro de la democracia que quieren, en clave pluralista. Otro de los programas a reactivar será el de “mujeres líderes”, una de las iniciativas más exitosas que la Fundación acometió en el pasado y que hoy, más que nunca, merece recuperarse como uno de los proyectos insignia de este periodo.
Para ello, todas las áreas de trabajo de la Fundación integrarán de manera transversal cuestiones como la igualdad de género, la formación superior, el desarrollo socioeconómico, la acción por el clima o el fortalecimiento democrático, bajo un esquema de gestión en el que el compromiso y la auto-exigencia del equipo humano de la institución es esencial. También lo es el renovado respaldo institucional y financiero de nuestro patronato, cuyo concurso resulta decisivo. Es importante señalar que para ello se contará con un significativo aumento de la contribución gubernamental, a través de la AECID y la Secretaría de Estado de Cooperación Internacional, que nos permitirá mantener y fortalecer la actividad de la Fundación, y que agradecemos expresamente. Agradecimiento que se extiende a las empresas que integran el patronato, por mantener su compromiso en un contexto de dificultades; un compromiso que no pretende sino reforzar la acción exterior y la imagen de España y de su compromiso iberoamericano como parte del esfuerzo común hacia ese futuro, más justo y sostenible, que nos interpela a todas y a todos.