No podemos obviar ni las luces ni las sombras en lo que se refiere a la historia común que tenemos entre España y Latinoamérica. Es más, de los aciertos debemos extraer el impulso de los éxitos, que no son pocos, y de las sombras, los aprendizajes y posicionamientos que nos permitan madurar desde el respeto, para seguir trazando caminos que nos lleven a la defensa de la democracia, de los derechos humanos, de la justicia social y de la propia sostenibilidad ambiental.
La nueva Ley de la Ciencia, aprobada en España hace apena unos meses, afianza con gran vigor el desarrollo de la investigación en ciencia e innovación, lo que articula un contexto mejor para el desarrollo científico en nuestro país, generando más recursos económicos, posibilitando que la investigación esté más cuidada, siendo un mejor vector de atracción de talento y, en definitiva, generando respuestas reales a los desafíos a los que nos enfrentamos como país y como integrantes del escenario internacional. Desde esta perspectiva, la relación con América Latina se articula a partir de las necesidades y posibilidades comunes, teniendo en cuenta, eso sí, que los hándicaps socioeconómicos entre esta región hermana y nuestro país son, sin embargo, muy diferentes.
La propia Comisión Económica para América Latina y el Caribe subraya la necesidad de superar las debilidades estructurales de esta región hermana a partir de un mayor desarrollo científico y tecnológico, indicando, además, campos de proyección científica y tecnológica prioritarios, como: la industria manufacturera de la salud, la transición energética, la electromovilidad, la ecoinnovación y producción sostenible. Todo ello teniendo en cuenta la influencia que genera el desarrollo científico regional en el ámbito internacional.
Caminar de la mano de América Latina en el desarrollo científico, en el marco de la cooperación, es una prioridad para España. En la propia SEGIB, la cooperación científica y tecnológica ocupan un lugar cada vez más destacado, algo que también está ocurriendo en la OEI, lo que, a su vez, le está dando mayor relevancia al CYTED (Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo), a través del que estamos incrementando nuestra participación en numerosos proyectos de investigación.
Igualmente, estamos promoviendo acciones conjuntas de divulgación científica y promoción del uso del castellano en la ciencia, no obstante, en fechas recientes aprobamos el PERTE “Nueva Economía de la Lengua”, para maximizar el valor del español en la transformación digital y en la ciencia.
También estamos impulsando una mayor colaboración entre la UE y Latinoamérica, teniendo en cuenta que, además, España presidirá la UE en los próximos meses, en materia de ciencia e innovación, y estamos seguros de que en el programa “Horizonte Europa”, la presencia latinoamericana se incrementará de manera notable.
Son muchos los desafíos que nos unen, como el cambio climático o la salud global, pero también late con fuerza la pulsión de seguir avanzando en el conocimiento de todo cuanto nos rodea, como es el caso del espacio. La creación, casi simultánea, de la Agencia Espacial Española y la Agencia Latinoamericana y Caribeña del Espacio, hace más posible que nunca un despegue científico que nos haga soñar con las estrellas, teniendo, eso sí, los pies en la tierra.
