El presente documento tiene dos objetivos. El primero es realizar un análisis crítico de dos tesis de política exterior que han cobrado cierta notoriedad en círculos internacionalistas locales: la propuesta de no alineamiento activo (NAA) de Carlos Fortín, Jorge Heine y Carlos Ominami (2020a, 2020b); y la política de neutralidad activa (PNA) que ha asumido el gobierno de Sebastián Piñera desde 2020. Si bien ambas representan sensibilidades políticas distintas (progresista y conversadora, respectivamente), padecen de problemas de diagnóstico y conceptuales similares; a saber, la supuesta emergencia de una nueva Guerra Fría entre Estados Unidos y China, y la debilidad de las nociones centrales que proponen (el NAA y la PNA). El segundo objetivo del documento es esbozar una propuesta progresista para el nuevo ciclo de la política exterior chilena. Contra las tesis del NAA y la PNA, se afirma que nos encontramos ante un mundo multipolar, complejo y fragmentado. En este nuevo ciclo, la ampliación de los márgenes de autonomía estratégica del país será el principal desafío de la política exterior, en un sistema internacional con crecientes constricciones. Para ello, será necesario volver a pensar en las capacidades de política exterior y asumir un enfoque de diplomacia emprendedora.
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