En la actualidad, la incidencia de Rusia en América Latina y el Caribe se percibe como una de las evidencias del intento de proyectar el papel internacional de este país como una potencia de alcance global similar a lo que era la Unión Soviética. Sin embargo, sería un error considerar la política exterior rusa hacia la región como una simple réplica del modus operandi soviético. Como se muestra en este documento, en lugar de una nueva Guerra Fría a gran escala, es posible identificar cinco dimensiones clave del compromiso ruso con esta parte del mundo. En primer lugar, se puede caracterizar la presencia rusa en América Latina en términos de reciprocidad simbólica frente a la incidencia estadounidense en los países vecinos de Rusia. Las otras dimensiones se refieren al potencial de la región para expandir la influencia rusa como una superpotencia energética y como una plataforma para sus medios de información.
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