En los próximos días termina el mandato del equipo de dirección de la Fundación Carolina, que se inició en septiembre de 2018. Conforme a sus Estatutos, el Patronato de la Fundación nombrará una nueva directora, a propuesta del presidente del Gobierno, en calidad de presidente ejecutivo de ese órgano, a quien deseamos los mayores éxitos.
Trabajar en la Fundación Carolina es ser parte de la cooperación al desarrollo y la acción exterior española. Por ese motivo, asumir su dirección siempre es un reto profesional, pero también un privilegio por el que no podemos sino estar agradecidos. A modo de breve balance y rendición de cuentas quisiéramos destacar algunos resultados.
En primer lugar, se ha dado un nuevo impulso a las becas Carolina, mejorando los estándares de compromiso social, equidad y desempeño académico del proceso de selección. También trabajamos para que la convocatoria de másteres respondiera en mayor medida a los retos de la Agenda 2030. Cuestiones como la innovación y la tecnología, el desarrollo social, la crisis climática y la financiación verde, la igualdad de género, o la democracia y los derechos humanos están ahora bien representadas en la convocatoria de postgrado. En cuanto a su impacto y aceptación, se partía ya de niveles muy altos -las becas Carolina tienen un gran prestigio- pero la evaluación externa realizada en este periodo mostró unos resultados muy positivos en la valoración de los estudios realizados, y en cuanto a la satisfacción con la experiencia vital que supone la inmersión durante un año académico en los campus, la sociedad y la realidad española.
También se ha dado un fuerte impulso al área de Estudios y Análisis para responder al mandato de la Fundación en la generación de conocimiento experto y, también, a una necesidad de análisis riguroso y plural. Ello se ha traducido en seminarios, cursos de verano, y la publicación de alrededor de 300 títulos. Además de autores/as españoles y europeos, ha habido una alta representación de mujeres y de especialistas de América Latina. Esas publicaciones se han difundido en acceso abierto, y registran ya unos índices de impacto elevados, como muestra la página de la Fundación en Google Scholar. Es importante reconocer y agradecer la entusiasta respuesta de los y las especialistas a quienes pedimos su colaboración.
En tercer lugar, se ha reactivado la actividad de liderazgo y el programa de visitantes, recuperando programas como Mujeres Líderes, o creando otros nuevos, como Promotores del Cambio, en el marco de las iniciativas sobre revitalización de la democracia y renovación del contrato social emprendidas por el conjunto de la política exterior y de cooperación española con América Latina.
Finalmente, se ha reafirmado el papel de la Fundación Carolina como organismo del sistema de la cooperación española, como recoge, por primera vez, la Ley para el Desarrollo Sostenible y la Solidaridad Global, aprobada a inicios de 2023 un amplio respaldo del Congreso y el Senado. Es una Ley avanzada, en la que tiene buen encaje la actividad de cooperación en materia de educación superior que realiza la Fundación con los países latinoamericanos, y de cara a la construcción del espacio iberoamericano del conocimiento y la educación superior.
En estos años, las condiciones no siempre han sido fáciles, con ejercicios con presupuestos prorrogados y recursos limitados; o la pandemia del Covid-19, que significó un gran reto logístico para que los becarios/as pudieran regresar a sus países de origen, y pese a la cual nunca se detuvo la convocatoria de becas. Los recursos en manos de la Fundación aún no se han recuperado del brutal recorte que sufrió la ayuda al desarrollo española a partir de 2010. La aportación pública a la Fundación representa poco más de una milésima del total de la ayuda oficial al desarrollo (AOD) española, a pesar del esfuerzo realizado por la AECID, que -hay que destacarlo-, ha duplicado su aportación en los dos últimos ejercicios. Entregamos una institución saneada desde el punto de vista económico y financiero que permite garantizar la solvencia y viabilidad del proyecto.
Los resultados de esta etapa se han logrado, sobre todo, con el compromiso y esfuerzo colectivo del gran equipo profesional de la Fundación, y el apoyo y respaldo económico e institucional de las entidades que son parte del Patronato, y en particular, a las personas que en esta etapa han estado al frente de la Secretaría de Estado de Cooperación y a sus equipos; a las que han trabajado desde las otras entidades que forman parte del sistema de la cooperación española, la AECID y FIIAPP; a la Secretaría General Iberoamericana; a Casa de América, escenario de muchas de las actividades de la Fundación, y a sus directores y equipos; a CRUE-Universidades; a centros e instituciones como CEPAL, CAF, el Centro de Desarrollo de la OCDE, la red CRIES, UNRISD, CLACSO, ONU-Mujeres, Oxfam-Intermón, la Universidad Internacional Menéndez Pelayo y los Cursos de Verano de la Universidad Complutense; el Instituto Complutense de Estudios Internacionales (ICEI), el SEAE, la Fundación EU-LAC, y otras muchas, con cuyos responsables y personal hemos tenido un gran intercambio de ideas y hemos desarrollado iniciativas conjuntas.
Todo este trabajo ha estado presidido por la convicción de que hay un horizonte universal de progreso, de justicia e igualdad, y de democracia y libertad que une a españoles, europeos y latinoamericanos, y que en estos tiempos se torna aún más imperativo. En ese sentido, ha sido un privilegio ser parte de esta etapa de la acción exterior y la cooperación española y europea, que también ha trabajado con esa visión y aspiraciones.
Este es, sobre todo, un mensaje de agradecimiento personal e institucional por la colaboración, diálogo, acompañamiento y apoyo que como equipo de dirección de la Fundación hemos encontrado en esta etapa, y que esperamos siga existiendo en el futuro.