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América Latina y la Unión Europea, socios en un mundo cambiante: la IV Cumbre CELAC-UE como oportunidad

En 2025 Colombia albergará la IV Cumbre CELAC-UE al ostentar la Presidencia Pro Tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). Esta cumbre reunirá a 60 jefes de Estado y de gobierno de América Latina, el Caribe y la Unión Europea (UE) en un momento crucial para redefinir sus relaciones en un mundo en cambio y cada vez más multipolar.

Tanto Europa como Latinoamérica son regiones particularmente sensibles a los vaivenes de la política internacional. Por un lado, la UE enfrenta un entorno internacional complejo y volátil con dos guerras en su vecindad, las de Ucrania y Gaza; tiene que lidiar igualmente con una China que combina cooperación y competencia, y unos Estados Unidos enfocados en lo doméstico y cuya prioridad es el Indo-Pacífico. Por otro lado, la fragmentación política y económica de América Latina impide una integración regional eficaz, limitando su capacidad para negociar en bloque y arrastrando desafíos económicos, sociales y políticos que podrían hacer naufragar a la región en su camino hacia el desarrollo sostenible.

Por ello, tanto la UE como América Latina deben replantear sus estrategias y buscar no solo sobrevivir en este mundo multipolar, sino prosperar. En este sentido, la Cumbre CELAC-UE se presenta como el escenario ideal para que ambos bloques fortalezcan su cooperación, posicionándose como actores capaces de dirigir su propio destino; una alianza birregional sólida podría proporcionar un refugio mutuo ante las incertidumbres globales, sostenida en unos valores comunes y en la necesidad de vivir la historia hacia el futuro[1].

Igualmente, al margen de compartir valores, tanto en Europa como en América Latina se extiende notablemente la desafección ciudadana debido a la sensación de que el progreso se ha detenido[2]. Prueba de ello es la proliferación de movimientos populistas y extremistas a ambas orillas del Atlántico. La mayoría de los ciudadanos latinoamericanos, y especialmente su juventud, aspira a vivir en sociedades basadas en los valores de la democracia liberal y la economía de libre mercado, valores que la UE aplica y defiende. Por ello, no encontraremos un aliado y un refugio mejor que el que nos proporcionaríamos mutuamente, para lo cual será primordial que la acción política birregional esté centrada en asegurar un futuro próspero para los ciudadanos de ambos bloques mediante la construcción de una relación estratégica. En palabras del Alto Representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, debemos pasar de ser socios naturales a socios preferentes[3].

Para lograrlo, en primer lugar será vital realizar un proceso de reflexión interno: entender hasta qué punto puede ser decisivo para la UE apostar por una alianza estratégica a largo plazo con el bloque latinoamericano. Aunque América Latina ha sido marginada por Occidente al no estar ni tan empobrecida como África ni tan dinámicamente en auge como China e India[4], la región todavía tiene un largo camino por recorrer en su proceso de integración, contando con un considerable potencial de crecimiento y desarrollo.

Tampoco debemos ignorar el hecho de que, entre la UE, América Latina y el Caribe y los demás países hispano-luso parlantes repartidos por todo el mundo (como Angola, Guinea Ecuatorial, Mozambique o Timor Oriental) conformamos una comunidad de más de 1.000 millones de personas y tres lenguas francas: más allá del inglés, el español y el portugués, mutuamente inteligibles[5]. Este potencial aún no ha sido completamente aprovechado y representa una fuente única de oportunidades en un mundo cada vez más fragmentado.

Asimismo, aunque se han puesto en marcha proyectos en la región a cargo del Global Gateway, seguido de la reactivación de las Cumbres UE-CELAC en julio de 2023 —cuya Declaración Conjunta hace referencia a los valores comunes y a la necesidad de trabajar juntos con una perspectiva de futuro común[6]— la UE debe ir más allá de la cooperación climática, digital, tecnológica y social, y enfocar estos esfuerzos hacia un objetivo geopolítico claro que culmine con la construcción de una relación birregional estratégica.

Esto implica:

  • En lugar de apostar por la “autonomía estratégica”, que podría percibirse como proteccionista, la UE debe optar por una interdependencia estratégica[7] con el bloque de los países que conforman la CELAC, el cual reconozca la inevitabilidad de la interdependencia global, postura defendida hasta ahora por la UE, pero cuyas relaciones deben ser equitativas y beneficiosas para ambas partes, evitando prácticas paternalistas y extractivistas. Como se desprende del reciente memorando de entendimiento entre Chile y la UE, la interdependencia estratégica no debería consistir simplemente en atraer inversiones al tradicional sector productivo-extractivo, sino que también debería facilitar la transferencia de conocimientos y tecnologías para garantizar el intercambio de know-how y habilidades, impulsando así ecosistemas de innovación y empleos de calidad. En este sentido, la política de la UE ya se alinea con la de los países latinoamericanos en gestión ambiental y social de inversiones, reducción de la desigualdad y fortalecimiento de la democracia[8].
  • Promover una mayor integración regional en América Latina. La región necesita superar su fragmentación y fortalecer sus lazos internos para maximizar su poder de negociación y atractivo global, y la UE puede desempeñar un papel fundamental en este proceso, apoyando iniciativas de integración, cerrando acuerdos comerciales como el de Mercosur[9], y fomentando la convergencia de los distintos bloques económicos regionales mediante la dotación de recursos humanos, económicos y técnicos suficientes que permitan a la CELAC —y a otras instituciones como el SICA— dotarse de mecanismos permanentes que impulsen dicha integración.
  • Priorizar, como defensora del multilateralismo, el fortalecimiento de las democracias en América Latina y prestar especial atención al impacto de su legislación en la región, como es el caso del Reglamento 2023/1115 de productos asociados a la deforestación y la degradación forestal[10] y la Ley de IA de la UE[11]. Esto engloba a su vez privilegiar a aquellos países que han demostrado un compromiso sólido con los valores democráticos, el Estado de derecho y la buena gobernanza.

En definitiva, en un mundo cada vez más complejo, la UE y América Latina tienen una oportunidad única para forjar una relación estratégica que aborde los desafíos globales y promueva un orden mundial más justo y sostenible. La IV Cumbre CELAC-UE en Colombia será un punto de inflexión decisivo donde se podrá consolidar una asociación birregional que no solo beneficie a ambas regiones, sino que también amplifique su influencia en el escenario global. De no aprovechar esta oportunidad ambos bloques seguirán siendo peones en el tablero de las grandes potencias, siendo meros espectadores de su propia partida en lugar de dirigir su destino.

[1] Roa Bastos, A. (2010): “El dilema de la integración iberoamericana”, Cuadernos Hispanoamericanos, edición digital a partir del número 427 (enero 1986).

[2] Tamames, J. y Steinberg, F. (2022): “La UE en el mundo tras la guerra de Ucrania”, Madrid, Real Instituto Elcano.

[3] European Union External Action (2023): EU and Latin America and the Caribbean: from natural partners to preferential partners.

[4] Reid, M. (2017): Forgotten Continent: A History of the New Latin America, Yale University Press.

[5] Durántez Prados, F. (2019): “La iberofonía, un nuevo espacio-concepto para la cooperación internacional”, Análisis Carolina 25/2019, Madrid, Fundación Carolina.

[6] Consejo de la Unión Europea. (2023): Declaración de la Cumbre UE-CELAC de 2023.

[7] Leonard, M. et al. (2023): “Strategic Interdependence: Europe’s New Approach in a World of Middle Powers”, European Council of Foreign Relations.

[8] Dammert, L. y Torreblanca, J. I. (2023): “Critical material: The EU’s and Chile’s new relationship in the multipolar world”, European Council of Foreign Relations

[9] Demarais, A. (2024): “Un plano más general: Por un acuerdo de libre comercio entre la UE y Mercosur”, European Council of Foreign Relations

[10] Reuters (2024): EU attempts to smooth South American complaints over deforestation policy.

[11] Muñoz, V. (2024): “Operación regulación: el fortalecimiento de la gobernanza de la IA en América Latina”, European Council on Foreign Relations.

Autor/es

José Juan Timermans

José Juan Timermans es un joven jerezano de 26 años graduado en Derecho y Relaciones Internacionales, habiendo estudiado en Sevilla, Rio de Janeiro y Bolonia. José Juan trabaja actualmente en la oficina en Madrid del European Council on Foreign Relations (ECFR) y destaca por su compromiso con la juventud:

A nivel local, colabora desde 2017 con la Asociación Juvenil Inter (AJinter), con la cual ha participado en numerosos proyectos e intercambios europeos. En 2022 fundó su propia asociación Erasmus+ llamada “Creamos Europa”.

A nivel regional, es presidente de Jóvenes Europeos Federalistas – Andalucía, y ha sido galardonado con el Premio Ciudadanía Joven Activa 2022. Desde junio de 2023 es presidente del Consejo de la Juventud de Andalucía (CJA), habiendo celebrado durante su mandato el I Foro de Internacionalización de la Juventud Andaluza e impulsado la Red de Jóvenes Internacionalistas de Andalucía.

A nivel nacional, ha sido subdirector de Talento Europa en Talento para el Futuro y ha sido becario del Ministerio de Asuntos Exteriores, en el Gabinete del Secretario de Estado para Iberoamérica y el Caribe.

A nivel internacional, José Juan ha sido asesor de la Carta sobre Juventud y Democracia de la Unión Europea. Además, forma parte del Panel Joven de la Asociación Europea del Carnet Joven, Asimismo, José Juan ha sido durante un año co-presidente del Consejo Mediterráneo de la Juventud y fue elegido represente español en la simulación del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas en el Foro Mundial de la Juventud. Formado en la Academia Mundial de Líderes Ubuntu Naciones Unidas, ha participado en una sesión de estudio sobre construcción de la paz e incidencia política en el Consejo de Europa y ha sido becado para participar en proyectos y seminarios en EEUU, Eslovaquia, Estonia, Túnez, Catar, Turquía, Austria (Foro Europeo Alpbach) o Italia, entre otros. 

José Juan Timermans es un joven jerezano de 26 años graduado en Derecho y Relaciones Internacionales, habiendo estudiado en Sevilla, Rio de Janeiro y Bolonia. José Juan trabaja actualmente en la oficina en Madrid del European Council on Foreign Relations (ECFR) y destaca por su compromiso con la juventud:

A nivel local, colabora desde 2017 con la Asociación Juvenil Inter (AJinter), con la cual ha participado en numerosos proyectos e intercambios europeos. En 2022 fundó su propia asociación Erasmus+ llamada “Creamos Europa”.

A nivel regional, es presidente de Jóvenes Europeos Federalistas – Andalucía, y ha sido galardonado con el Premio Ciudadanía Joven Activa 2022. Desde junio de 2023 es presidente del Consejo de la Juventud de Andalucía (CJA), habiendo celebrado durante su mandato el I Foro de Internacionalización de la Juventud Andaluza e impulsado la Red de Jóvenes Internacionalistas de Andalucía.

A nivel nacional, ha sido subdirector de Talento Europa en Talento para el Futuro y ha sido becario del Ministerio de Asuntos Exteriores, en el Gabinete del Secretario de Estado para Iberoamérica y el Caribe.

A nivel internacional, José Juan ha sido asesor de la Carta sobre Juventud y Democracia de la Unión Europea. Además, forma parte del Panel Joven de la Asociación Europea del Carnet Joven, Asimismo, José Juan ha sido durante un año co-presidente del Consejo Mediterráneo de la Juventud y fue elegido represente español en la simulación del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas en el Foro Mundial de la Juventud. Formado en la Academia Mundial de Líderes Ubuntu Naciones Unidas, ha participado en una sesión de estudio sobre construcción de la paz e incidencia política en el Consejo de Europa y ha sido becado para participar en proyectos y seminarios en EEUU, Eslovaquia, Estonia, Túnez, Catar, Turquía, Austria (Foro Europeo Alpbach) o Italia, entre otros. 

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