La política exterior estadounidense en las Américas cambió sensiblemente entre la administración de Donald J. Trump (2017-2021) y la de Joe Biden (2021-2025). Las próximas elecciones ofrecerán a quien las gane —ya sea la vicepresidenta Harris (demócrata) o el expresidente Trump (republicano)— la oportunidad de actualizar la política exterior estadounidense en la región.
Si Harris gana, es probable que inicialmente continúe la estrategia de Biden de buscar compromisos amplios y el multilateralismo para abordar los desafíos comunes, como promover la democracia, la gestión de la migración y el desarrollo económico, ajustándola con el tiempo para alinearse con su visión y prioridades.
Si Trump gana, es de prever que vuelva a su anterior estrategia de política exterior nacionalista, priorizando las relaciones bilaterales sobre el multilateralismo, utilizando la confrontación y la coerción para avanzar en sus objetivos, centrándose exclusivamente en combatir la migración ilegal y en castigar las excepciones no democráticas de Cuba, Nicaragua y Venezuela.
Sin embargo, gane quien gane, el gobierno estadounidense debería priorizar un nuevo enfoque hacia tres asuntos: la crisis en dos países (Haití y Venezuela), la mejora de la seguridad del hemisferio y la aplicación de una política comercial y de inversiones más sólida en la región.