La ansiedad e incertidumbre es máxima. El reloj corre y la fecha del 31 de 1/10/ está a la vuelta de la esquina. Como ya nos tiene acostumbrados, la Unión Europea (UE) —y, por cierto, también el Reino Unido (RU)—, apurará hasta el último minuto para ver si hay luz al final del túnel y evitar caer al precipicio. Aun cuando no se descarta un “Brexit por accidente” o “sin acuerdo”, probablemente la fecha límite será una vez más prorrogada para dar mayor margen al RU, con el fin de que ordene su casa y logre llegar, de una vez por todas, a un acuerdo que represente lo que quiere de su relación con Europa. Mientras esto ocurre, podemos identificar algunos efectos que este proceso ha provocado en el subcontinente americano.
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