El 19 de junio Colombia abrió la puerta a un gobierno de izquierda. Gustavo Petro, líder del partido Pacto Histórico, y un político con más de 30 años de experiencia, marcado por su pasado guerrillero, estará al frente del país por cuatro años. En un país con un gran miedo a la izquierda, su elección desata temores en una parte del electorado y de los empresarios, mientras suscita una enorme esperanza para muchos que, por primera vez, se sienten representados, no solo por Petro, sino muy especialmente por su vicepresidenta, Francia Márquez. Este artículo analiza el miedo a la izquierda y las claves de la segunda vuelta electoral. También se centra en las tres áreas en las que el nuevo presidente afronta grandes desafíos: el descontento social; la desigualdad y el crecimiento económico; y la seguridad y la paz. En las conclusiones se reseñan algunos aspectos positivos del proceso electoral, entre ellos, el papel determinante del Acuerdo de Paz en la ampliación y reconfiguración de la democracia. Finalmente, se plantean los dilemas de la acción del presidente y la responsabilidad compartida con otros sectores en la búsqueda de los muy necesarios pactos nacionales para la transformación del país.
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