Una de las verdades entre las incertidumbres que provocan las pandemias es que enfermedades de pronta transmisión y largo alcance, como el coronavirus, propulsan la inequidad, menoscaban los logros económicos de los países y de su ciudadanía, y obstaculizan los objetivos y programas de desarrollo sostenible.
Sumado a ello, la pertenencia racial, los sesgos culturales y los roles de género son factores que profundizan desproporcionadamente los riesgos de las poblaciones más vulnerables (y vulneradas). Estos son desafíos de política pública.