La construcción de los jóvenes de sectores populares como figuras abyectas contribuye a reproducir la desigualdad y el control social a través del temor, el rechazo y el desprecio, y afecta profundamente su subjetividad, su vida cotidiana y sus relaciones con diversas instituciones y espacios. Estas múltiples estigmatizaciones se alimentan de marcadores racistas y clasistas (estéticos y morales) que se complementan y corporizan adquiriendo nombres, rasgos físicos, formas de vestir, hablar y moverse.
Este trabajo pretende desmontar los discursos, mecanismos y procesos a través de los cuales los jóvenes desfavorecidos de las ciudades latinoamericanas son construidos como otros, explorando los modos en que estos estigmas son resignificados y resistidos, a fin de promover una convivencia sustentada en la justicia social, la solidaridad y el respeto al otro.