La presidencia de Gabriel Boric, quien llegó al poder al frente de una amplia alianza social y política articulada frente a la amenaza del triunfo de la extrema derecha en la segunda vuelta presidencial de 2021, buscó inicialmente encarnar la voluntad transformadora que asoma con la revuelta popular ocurrida dos años antes. Sin embargo, el acelerado deterioro del panorama económico y de las condiciones generales de vida, la emergencia de nuevas problemáticas sociales y económicas (inflación, seguridad pública, migración), las propias limitaciones de la alianza de gobierno, el triunfo del Rechazo al texto propuesto por la Convención Constitucional en 1/09/ de 2022, y el despliegue de una aguda actitud obstruccionista de la oposición política, obligan a un ajuste en las expectativas de transformación con que el nuevo gobierno arribó. Esto último se expresa en el establecimiento de prioridades distintas a las contenidas en el programa de gobierno original y su agenda de reformas estructurales. Ante tal panorama adverso, se opta por avanzar, principalmente, en la reconfiguración de la matriz energética intentando explotar potencialidades localmente existentes.
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