La ayuda militar de Estados Unidos ha alentado durante mucho tiempo a las Fuerzas Armadas de América Latina a asumir funciones internas, complicando las relaciones cívicomilitares. Este tipo de ayuda disminuyó durante la posguerra fría, puesto que las “guerras” de EE.UU. contra las drogas, el terror y el crimen organizado suponían tanto una focalización como una reducción de la ayuda, y cierta reticencia a ampliar las funciones internas de los militares. Pero es posible que en la década de 2020 se invierta la tendencia y que EE.UU. vuelva a fomentar la militarización, puesto que su estrategia de defensa se orienta de nuevo hacia la de una competencia entre grandes potencias.
Cabe esperar más apoyo militar hacia los gobiernos que colaboren con EE.UU. Y ello puede ocurrir incluso si estos presentan tendencias autoritarias y utilizan a sus ejércitos internamente para enfrentarse a “amenazas híbridas”. Para evitarlo será necesario que EE.UU. refuerce su apoyo a la cada vez más vibrante, pero a menudo incomprendida, sociedad civil de la región.