Tradicionalmente, los golpes de Estado han sido la mayor amenaza para la democracia. La repentina remoción del gobierno, con frecuencia con respaldo militar, significaba el fin de un régimen democrático. Hoy, a pesar de las preocupaciones sobre una recesión democrática global, hay menos golpes clásicos que nunca, tanto globalmente como en América Latina. Aun así, registramos un desconcertante aumento en el uso del término, con frecuencia combinado con un adjetivo calificativo, tanto en textos académicos como no académicos. Acá analizamos por qué los “golpes con adjetivos” están en alza cuando los golpes están en baja, y discutimos lo que esto implica para el concepto de golpe y sus consecuencias.
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