La renovación de los altos cargos en la Unión Europea (UE) en 2024 tendrá efectos en la política hacia América Latina (AL). Este documento plantea que los cambios serán más de énfasis que de fondo, con cierta continuidad en relaciones económicas y de cooperación, aunque se prevé un aumento del proteccionismo comercial, restricciones migratorias y el alejamiento de la Agenda 2030. A pesar de un deseo de mayor protagonismo internacional para la UE, es incierto si esto implicará una mayor atención a AL.
El texto se divide en dos secciones. La primera analiza las relaciones actuales entre la UE y AL, abarcando diplomacia, economía y cooperación. Destaca que la relación ha sido afectada por crisis internas en AL y Europa, lo que ha llevado a un estancamiento en la colaboración. La cumbre UE-CELAC de 2023 fue un intento de revitalizar estos vínculos tras años sin encuentros. La segunda gran sección revisa los cambios institucionales recientes en la UE y su posible influencia en la política hacia AL. Se observa un aumento del extremismo político y una fragmentación parlamentaria que complican la toma de decisiones, lo cual favorece la inercia y la autonomía de la Comisión Europea. Las relaciones bilaterales han predominado, con tensiones notables entre países como México y España, mientras que con Chile y Colombia se han mantenido positivas. El acuerdo con Mercosur podría cerrarse, aunque su ratificación enfrenta retos reales.
Finalmente, el contexto geopolítico actual, incluido el conflicto en Ucrania, ha reducido el espacio para AL en la agenda europea. A pesar de todo, esta es la región del mundo en desarrollo con la que la UE tiene la relación más institucionalizada y comparte más valores, lo cual puede servir para enfrentar las tentaciones unilateralistas.