La pandemia de la COVID-19 continúa impactando en Europa y América Latina y el Caribe (ALC) con contundencia, aunque lo haga de forma claramente asimétrica. Su sacudida está provocando una doble crisis sanitaria y económica cuya más evidente consecuencia es la trágica pérdida, entre ambos continentes, de más de un millón de vidas. El despliegue de un proceso de vacunación efectivo abre un horizonte de esperanza para nuestro anhelado retorno a “la normalidad”. Sin embargo, los efectos económicos, sociales y políticos se podrán sentir durante décadas, y ambos continentes no escapan a las profundas heridas que el coronavirus va a dejar en nuestra forma de vida.
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