La diplomacia de la ciencia es un campo emergente que tiene sus orígenes principalmente en Estados Unidos y Reino Unido desde hace más de tres décadas.
Este nuevo tipo de diplomacia posiciona el papel de la ciencia en las relaciones internacionales como una importante herramienta de política exterior mediante actividades de poder suave. Además, su atractivo radica en el potencial para brindar soluciones a retos globales compartidos como el cambio climático, la seguridad alimentaria, o el estrés hídrico, entre otros.
No obstante, su estudio ha estado dominado por países del Norte global que promueven una visión occidentalizada sobre lo que se considera ciencia, que no se apega a las realidades de los países en desarrollo que comparten un pasado colonial.
En México, la práctica de la diplomacia de la ciencia ha rebasado a la teoría. Por ello, este artículo ofrece un análisis y reinterpretación del concepto desde la cosmovisión mexicana como propuesta alternativa. La metodología implementada se enmarca en los estudios postcoloniales y la teoría centro-periferia por medio de una revisión documental de corte cualitativo.