La decisión de Pedro Castillo de cerrar el Congreso, que desde el comienzo actuó de manera obstruccionista e intentó una y otra vez destituirlo, fue un salto al vacío que acabó con la detención del mandatario. Proveniente del Perú profundo, el presidente nunca pudo armar un gobierno y se recostó en un círculo opaco de colaboradores que acabó generando un fuerte aislamiento del jefe de Estado. La nueva presidenta se enfrenta hoy con fuertes protestas que demandan la disolución del Congreso, más impopular que Castillo, y el adelanto electoral para 2023, en un nuevo capítulo de una sucesión de crisis políticas que llevó a la mayoría de los expresidentes a la prisión.
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