Todos los países del planeta se enfrentan, no solo a los desafíos sin precedentes de la nueva pandemia de coronavirus, sino también a las enormes consecuencias de las decisiones políticas adoptadas por sus dirigentes en los años anteriores. Brasil —un país de proporciones continentales que, no hace mucho tiempo, era considerado una potencia en ascenso en el escenario mundial— está dando una respuesta a trompicones a la propagación del virus. Ello es resultado de una acumulación de errores, algunos de los cuales se remontan a décadas atrás, pero la mayoría acelerados bajo el gobierno de extrema derecha de Jair Bolsonaro.
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