¿Cómo se asumen los cuidados?; ¿quiénes los prestan?; ¿de qué forma se debe articular el Estado con la comunidad en su provisión?; ¿es necesario calcular el valor monetario para visibilizar este trabajo que no se remunera? ¿cómo abordar este asunto desde la cooperación internacional? Todas estas preguntas forman parte de una amplia reflexión que desde hace años distintos actores se plantean para subrayar la relevancia de los cuidados.
Como parte del esfuerzo en generar consensos y dar respuesta a tales interrogantes, el 10 de julio de 2023 la Asamblea General de Naciones Unidas, por medio de la Resolución A/77/L.81 proclamó el 29 de octubre como el “Día Internacional de los Cuidados y el Apoyo”. De acuerdo con la Resolución, este día es importante no sólo en términos de reconocimiento, sino también porque insta a: “concienciar sobre la importancia de los cuidados y el apoyo a su contribución clave a la consecución de la igualdad de género y la sostenibilidad de nuestras sociedades y economías, y sobre la necesidad de invertir en una economía del cuidado resiliente e inclusiva, incluido el desarrollo de sistemas de cuidados y apoyo sólidos y resilientes”. De este modo, resulta asimismo significativo dar igual importancia a la redistribución de los cuidados.
Hay que recordar que América Latina y el Caribe es la única región que tiene una Conferencia Regional sobre la Mujer, lo que supone un ejemplo para el resto del mundo. En ese marco, el 11 y 12 de octubre la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) celebró la 65ª Reunión de la Mesa Directiva de la Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe, donde ministras de la Mujer y altas autoridades ratificaron impulsar la sociedad del cuidado.
Por su parte, el sistema de la cooperación española posee una nueva Ley de Cooperación para el Desarrollo Sostenible y la Solidaridad Global, dotada de avances en cuanto a visión, instrumentos y gobernanza, que además de incorporar de manera transversal un enfoque feminista —y de empoderamiento de mujeres, niñas y adolescentes— establece explícitamente el objetivo de promover “un sistema adecuado de cuidados”.
En este sentido, la Secretaría de Estado de Cooperación Internacional, como contribución a la Presidencia española del Consejo de la Unión Europea, también trabaja en una “Estructura y contenido de las Directrices de Cuidados”, enmarcada en el derecho humano a los cuidados entendidos como un derecho social. Estas directrices se proponen visibilizar los cuidados como un pilar clave del bienestar social —crucial para el funcionamiento de las economías— y pretenden contribuir al diseño de políticas de cuidados transformadoras para la igualdad de género, la autonomía y los derechos de las mujeres. Sus líneas de actuación prioritarias están basadas en las 5R: reconocimiento, reducción, redistribución, recompensa y representación.
En este contexto, no podemos olvidar la reunión informal del Consejo de Desarrollo de la Unión Europea, celebrada en Cádiz del 4 de septiembre, en la que los Estados Miembros reconocieron la necesidad de contemplar la dimensión social de la “triple transición” como el fundamento para que estas transiciones sean sostenibles, inclusivas y justas. Y es que la “triple transición” es transformación digital, acción climática, o defensa de los derechos humanos, pero también consiste en reducir las brechas de género y pensar en los cuidados.
Otro de los avances impulsados este mes, radica en el Plan de Acción de la Política Exterior Feminista 2023-2024, presentado por el ministro de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación, Jose Manuel Albares, ante el Consejo de Ministros el 17 de octubre de 2023, cuyo propósito es proporcionar orientación y ordenar la aplicación de la Guía de la Política Exterior Feminista en el marco de la Estrategia de Acción Exterior 2021-2024. Esto sitúa a España a la vanguardia de los países que incorporan la igualdad de género y el empoderamiento de mujeres y niñas como elemento distintivo de su acción exterior.
La Fundación Carolina, tras muchos años volcada en apoyar desde sus programas de formación, diplomacia pública, y de estudios esta agenda de los cuidados —y, muy particularmente, a partir de 2018— volvió a potenciar su proyección el pasado 7 de marzo, presentando el libro Cuidados y ecofeminismo. Consolidar avances y construir futuros igualitarios en Latinoamérica (2023) —en colaboración el Instituto de Investigación de las Naciones Unidas para el Desarrollo Social (UNRISD)—. En él, seis autoras iberoamericanas analizaban qué significa un enfoque feminista en el desarrollo y la cooperación, específicamente en la economía y en la sociedad de los cuidados, así como en la transición ecológica y el ecofeminismo.
Igualmente, y con ocasión ahora del primer “Día internacional de los Cuidados y el Apoyo”, la Fundación Carolina celebra junto con la Secretaría de Estado de Cooperación Internacional esta importante fecha, organizando un Encuentro sobre “Cuidados: protección social y corresponsabilidad”, con un nutrido panel de expertas conformado en su mayoría por representantes de las instituciones que integran el sistema de cooperación española.
Como bien se señala en el libro de Cuidados y ecofeminismo: “trabajo no son solo aquellas labores que se asalarian. Proveer cuidados de forma no remunerada también lo es porque implica tiempo, esfuerzo y recursos”. Por eso resulta tan importante hablar de la redistribución de los cuidados y recordar que las mujeres siguen dedicando más tiempo que los hombres a ellos, empleando de hecho algo más de un tercio del tiempo al trabajo remunerado a escala global, si se compara con el tiempo invertido por los hombres. Es por eso que los cuidados son, ahora más que nunca, una tarea común obligada para la cooperación y la política exterior, habida cuenta de que esta ya debe ser, ante todo, feminista.