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- Nota introductoria
Vemos, oímos y leemos
No podemos ignorar
Vemos, oímos y leemos
No podemos ignorar
Vemos, oímos y leemos
Informes sobre el hambre
El camino de la injusticia v
El lenguaje del terror
La bomba de Hiroshimav
Vergüenza de todos nosotros
Ha reducido a cenizas
La carne de los niños
Desde África y Vietnam
Se eleva el lamento
De los pueblos destruidos
De los pueblos destrozados
Nada puede borrar
El concierto de los gritos
Nuestro tiempo es
Pecado organizado
Poema Cantata de la Paz, Sophia de Mello Breyner Andresen (1968).
La poeta portuguesa Sophia de Mello Breyner Andresen escribió el poema anterior, titulado Cantata de la Paz, en el año 1968, cuando ocurrían la Guerra Colonial Portuguesa y la Guerra de Vietnam, y pocas décadas después del desastre de Hiroshima y Nagasaki. Más de 50 años después, la actualidad del poema es impresionante y aterradora. Lo que “vemos, oímos y leemos” hoy no es muy distinto de las situaciones que describe la poeta en su Cantata de la Paz. Los contextos y geografías cambian, pero “el concierto de los gritos” sigue, y “nuestro tiempo es [aún] pecado organizado”.
Según el informe Tendencias Globales de Naciones Unidas, que se publicó en junio de 2021[1], el número de personas que han huido de la violencia, persecución, guerras y otras emergencias alcanza los 82,4 millones de personas. Entre ellas hay 26,4 millones en condición de personas refugiadas.
¡82,4 millones de personas! ¿Qué hacer con tantas personas que, en muchos casos, se convirtieron en prófugos y apátridas de la noche a la mañana? Personas que huyeron de sus países de origen luchando por la vida y que lo dejaron todo: hogar, trabajo, raíces, paz. ¿Cómo acoger a esas personas? ¿Cómo asegurar que se sientan como en casa en su nuevo país?
El primer obstáculo para la integración de los refugiados en el nuevo territorio que desconocen es el idioma. Reflexionemos: ¿cómo es posible expresarnos si hemos perdido nuestra voz? ¿Cómo podemos integrarnos y entregarnos a una nueva sociedad si no logramos expresar lo que pensamos y sentimos? ¿Y cómo encontrar trabajo, necesario para sobrevivir, si la lengua es una de las herramientas esenciales en tantos oficios, pero no hablamos el idioma del país que nos ha acogido?
Es de suma importancia brindar a los desplazados forzosos, refugiados y migrantes los instrumentos necesarios para la adaptación a un nuevo territorio, empezando por el idioma. En efecto, en la página web de la Plataforma de Apoyo a los Refugiados (PAR), una plataforma portuguesa de organizaciones de la sociedad civil de apoyo a los refugiados se menciona lo siguiente: “Una de las primeras barreras que enfrenta un refugiado cuando llega a Portugal es la barrera lingüística, que plantea enormes obstáculos para conseguir un trabajo. Sin hablar portugués tendrá muy difícil, si no imposible, lograr una plaza. De esta manera, una de las primeras necesidades de los refugiados que llegan a Portugal es disponer de clases de portugués que les permitan sobrepasar esta barrera del idioma”[2].
Desde octubre de 2020, trabajo de forma voluntaria de profesora de portugués como lengua no materna en el marco del proyecto “Entre Palabras” [3], que forma parte de la Academia de Formación del Servicio Jesuita a Refugiados en Portugal (JRS Portugal).
Este breve texto busca ofrecer un panorama de la realidad de la enseñanza de la lengua portuguesa a nivel básico a migrantes y refugiados, realidad que para muchos puede parecer desconocida.
- Breve relato: JRS Portugal y la Academia de Formación
El JRS es una organización internacional de la Iglesia católica, presente en alrededor de 60 países. Su misión es “acompañar, atender y defender” a refugiados, desplazados forzosos y migrantes en situaciones de extrema vulnerabilidad social.
En Portugal, el JRS fue creado en 1992, y actúa en diferentes áreas: apoyo legal, apoyo psicológico, apoyo social, apoyo médico y farmacológico, orientación y apoyo para la integración profesional, cursos de lengua portuguesa y actividades de formación, entre otras. Además, el JRS Portugal es hoy responsable de la Secretaría Técnica de la Plataforma de Apoyo a los Refugiados (PAR) y de la gestión y acompañamiento técnico del Centro de Recepción de Refugiados (CATR) de la Cámara Municipal de Lisboa[4].
El principal objetivo de la Academia de Formación del JRS Portugal es garantizar un conjunto de beneficios a todos los migrantes y refugiados que buscan ese servicio, ofreciendo múltiples aprendizajes bajo el modelo de cursos de formación en áreas específicas. La Academia integra tres áreas principales de actuación: Desarrollo Personal, Lengua y Cultura Portuguesa, y Desarrollo de Habilidades Socioprofesionales, en donde se incluyen las áreas de formación certificadas por la Dirección General de Empleo y Relaciones Laborales (DGERT), como la atención básica a las personas mayores y niños, servicio doméstico, así como otras áreas de formación no certificadas (como reposición de tienda, cafetería y despensa, mesero/empleado de mostrador, entre otras).
Cláudia Santos, coordinadora de la Academia de Formación del JRS, señala lo siguiente:
“El trabajo de la Academia se planifica semanalmente, aunque, teniendo en cuenta los proyectos que desarrollamos, ya existe un conjunto de actividades programadas. Mi jornada laboral pasa por la gestión y la coordinación de los formadores voluntarios y contratados; por asegurar que las capacitaciones sean dinámicas y los objetivos se cumplan; por poner atención al feedback de quienes imparten los cursos y quienes los reciben, de manera que podamos mejorar siempre o bien adaptar algo; por la comunicación con las organizaciones con las que colaboramos y por la búsqueda de nuevas alianzas.
Además, cada día busco ofrecer respuestas a cualquier problema que surja dentro de los grupos de formación. En este contexto, es necesario hacer un trabajo muy coordinado con los demás equipos, de manera que los estudiantes puedan disfrutar de todos los beneficios que el JRS ofrece, si se da esa necesidad.
De modo complementario, y para apoyar en la definición del proyecto de vida de los migrantes y refugiados, desarrollé el programa “Coaching for Empowerment”. Soy licenciada en coaching y realizo sesiones de mentoría con estudiantes de diferentes grupos de formación para ayudarles a trazar su plan de acción personal y profesional.
El mayor desafío para la Academia es garantizar una respuesta de formación a largo plazo. Cada año tenemos que buscar nuevas fuentes de financiación para asegurar la sostenibilidad de los muchos proyectos que tenemos. Si esta respuesta no existe, no logramos promocionar el desarrollo de habilidades personales, sociales y profesionales entre migrantes y refugiados.
La Academia tiene una carga burocrática inmensa, que muchas veces no se ve, pero que es necesario realizar. Disponemos de muchos informes y documentos que tienen que estar siempre al día y listos para consulta.
En resumen: ¡son días desafiantes, pero tengo un equipo fantástico! Además de los técnicos, colaboran con la Academia varios voluntarios con formación en distintas áreas, que ayudan a construir y a desarrollar la Academia del JRS”.
- Proyecto “Entre Palabras”
En el marco del proyecto “Entre Palabras” se prevé un total de siete acciones de Iniciación a la Lengua Portuguesa y a la Alfabetización. De momento, se está desarrollando la Acción 4. Se prevén además clases de Cultura y Democracia Portuguesa, en las cuales los alumnos aprenden aspectos específicos de la cultura de Portugal y del funcionamiento de las instituciones de este país, permitiéndoles conocer cuáles son los hábitos y comportamientos típicos del pueblo portugués y lo que es o no socialmente aceptable en este territorio.
Tres profesoras participan en las acciones de formación de iniciación al portugués: dos profesoras contratadas y yo, profesora voluntaria. Las funciones de las docentes son preparar las clases, adaptando los contenidos al ritmo del grupo, impartir las clases y corregir deberes y pruebas.
Cada clase tiene un promedio de 10 alumnos, de las más variadas edades y orígenes. Hasta la fecha, 50 estudiantes de los más diversos orígenes geográficos se han beneficiado de las acciones formativas de iniciación al portugués. Entre ellos, hay alumnos de Afganistán, Argelia, Bangladesh, Costa de Marfil, Egipto, Eritrea, Ghana, Irán, Irak, Nigeria, Siria y Sudán.
Cada grupo es muy diferente, con alumnos que provienen de distintas familias lingüísticas y ritmos de aprendizaje y estudio variados. Debido a eso, el programa docente tiende a adaptarse a cada clase. De hecho, dado que nuestros alumnos tienen características específicas, sus necesidades son igualmente específicas. De ahí que, más allá que seguir los contenidos previstos para los niveles A1-A2 del Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas (MCER), es importante entender las necesidades reales de los estudiantes y qué tipos de contenidos son útiles para su integración en Portugal. Por eso, aprender a redactar un curriculum vitae o a escribir una carta de motivación —contenidos que tradicionalmente se impartirían en etapas más avanzadas del aprendizaje de una lengua— pueden integrarse en el curso de iniciación al portugués según las necesidades del público destinatario de las clases.
Durante cada acción de formación, cada formadora busca orientar el trabajo de los participantes y sugerir formas de mejorar su desempeño. Después de cada clase, cada formadora busca reflexionar sobre lo que funcionó bien y/o no tan bien, qué contenidos y materiales resultaron beneficiosos para el aprendizaje de los alumnos, qué maneras de enseñar son más frutíferas, con el objetivo de preparar las siguientes clases de la mejor forma posible.
En general, dos tercios de los estudiantes de la clase concluyen con éxito cada curso. Medimos el éxito de los alumnos a través de la observación de su asiduidad y participación en las clases, o el cumplimiento de las tareas de aprendizaje, como la realización de los deberes de casa y otras asignaciones, y el resultado de tres momentos de evaluación escrita (exámenes).
La mayoría de los participantes del curso tienen como objetivo ingresar al mercado laboral lo más rápido posible. Hay muchas historias de éxito con respecto a esa integración. Varios alumnos se dedican hoy a tareas como jardinería, pintura, electrotécnica e informática; una alumna en formación trabaja en un restaurante; otras tres trabajan en una empresa de confección de ropas y costura; una estudiante, después de concluir el curso de cuidado a personas mayores en el JRS, se convirtió en una cuidadora muy exitosa; un alumno montó una agencia de viajes; dos de los estudiantes más jóvenes, hoy estudian en la escuela secundaria y desean continuar a la educación superior.
Durante cada acción de formación se fomenta una relación de empatía entre formadores y alumnos.
Maria João Fernandes, una de las profesoras responsables del Curso de Iniciación al portugués, reflexiona así sobre su trabajo:
“Me encanta mi trabajo y me encanta enseñar. Sin embargo, siento que es necesario tener esta vocación, ya que enseñar implica que uno se done constantemente y sepa escrutar y discernir la respuesta de los alumnos como desempeño de aprendizaje, además de la posible retroalimentación de una relación entre formador y estudiante.
Y es en las constantes vitales de cada estudiante, en las dificultades y potencialidades de los métodos y conocimientos, que se reequilibran las estrategias y se rectifican los errores, pero sobre todo se adquiere la capacidad de vivir, convivir y crecer juntos, como un entrenamiento para la convivencia social.
Por esa razón y más que nada, enseñar Lengua Portuguesa en el JRS es sinónimo de acoger, integrar y defender, defender el derecho a la expresión. En este sentido, puedo subrayar que anhelo un modelo de enseñanza con una pincelada de reciprocidad, en donde el aprendizaje se da en dos direcciones. El formador es el canal de conocimiento y posee las habilidades técnicas, pero los alumnos actualizan el conocimiento que se ofrece, agregando color a cada contenido con la impresión de su identidad personal.
Enseñar idiomas es, más que nunca, enseñar a ser, ya que la comunicación es parte integrante de todo ser humano.
En el contexto del trabajo del JRS, siento que puedo facilitar la integración de cada alumno refugiado o migrante a través de mis habilidades docentes, facilitadas por el conocimiento de otros idiomas además del portugués, mi lengua materna.
Soy consciente del don cultural que facilita el encuentro lingüístico, y la inevitable inmersión que se produce en el mundo de cada uno, ya sea étnico o cultural, y en el proyecto de vida personal de los alumnos, marcado por la historia de travesía de un país (o países) a otro, del desarraigo de su tierra de origen y sus consecuencias. El clima de empatía y acogida es la base para restablecer la confianza e inyectar ánimo en cada uno de los alumnos, para seguir viviendo y construyendo su experiencia desde cero, cuando hay que recuperarlo todo.
El resultado de las clases (aun con una carga horaria reducida) concluye mayoritariamente en el éxito escolar que se expresa para cada alumno en un sentimiento más cercano a la identidad lingüística y cultural portuguesa. En general, cada uno sigue su camino profesional o de estudio, pero sin cortar la conexión con la institución donde trabajo ni conmigo.
Por mi parte, me atrevo a decir que adquiero mucho de cada uno de ellos. Me siento enriquecida por las fuertes experiencias de sufrimiento y por ir más allá de los límites que presencian y que expresan directa o indirectamente.
Mis alumnos son seres humanos que constantemente me ayudan y enseñan a entender la dimensión de resiliencia, y subrayan valores que arriesgamos perder en detrimento del materialismo, como la relación de amistad, el valor de la familia y de la vida, el respeto por las personas mayores y la enfermedad y la alegría por las cosas más sencillas, Pese a todo, los estudiantes siguen soñando y lo hacen a lo grande. No ocultan sus heridas, tampoco tienen miedo a exponer sus cicatrices.
¡Cada uno es una lección de vida y de esperanza! Podemos aprender de ellos para construir con responsabilidad un futuro mejor para todos”.
Ana Rita Silva, docente de Cultura y Democracia Portuguesas, hace la siguiente reflexión:
“Siento como si ‘moldeara’ una masa o diera forma a una arcilla cuando enseño Cultura Portuguesa, o llevo a los alumnos a visitar puntos de interés. La integración a Portugal como su país de acogida, así como al estilo de vida europeo, tiene que ver con el grado de comprensión que alcancen de su cultura. La respetarán y apreciarán en la medida en que nosotras mismas seamos testigos de la plena acogida de todos, en su diversidad, y creemos vínculos afectivos con ellos. De hecho, muchas relaciones con los alumnos permanecen mucho después de que terminan las clases. Ellos confían en nosotros y a menudo nos piden ayudas específicas”.
Con relación a los contenidos impartidos, la docente señala:
“Empezamos con la ubicación geográfica de Portugal, en la Península Ibérica, en Europa y en el mundo. Después aprendemos las características básicas del país, su organización geopolítica, las comunidades autónomas y su diversidad. Aprendemos un poco de historia (de manera muy breve) centrándonos en la presencia musulmana anterior y todo el legado que nos dejó en la cultura y el idioma (es importante resaltar que un 80% de los alumnos del proyecto “Entre Palabras” son musulmanes).
Luego nos sumergimos en varios temas, como el vínculo de Portugal con el mar, los descubrimientos, la gastronomía portuguesa (con especial énfasis en el bacalao y la pesca), el fado, el fútbol, Fátima y otros. Finalmente, intentamos crear un ambiente fraterno y relajado entre todos con recorridos culturales que son visitas temáticas a monumentos nacionales, museos interesantes u otros lugares que permitan captar la esencia de nuestra gente y su identidad.
Siempre busco tener en cuenta que, para la gran mayoría, esta es la primera experiencia de su vida en un país europeo, con todo lo que eso implica. A menudo trato de ponerme en su lugar e imaginar qué podría ser más útil saber de Portugal, sobre todo para que logren apreciar a su gente de manera afectiva y tener las claves para leer la cultura europea, tan distinta a sus culturas de origen. Además, ofreciéndoles conocimientos sobre Portugal, trabajamos otro punto esencial, que es su propio empowerment. El refugiado debe empezar a confiar en su proceso de integración gradual. Cuanto más sepa, más estimará al país de acogida y más confiará”.
- Nota conclusiva y agradecimientos
Aprender una nueva lengua, adaptarse a una nueva cultura, vivir en un nuevo país, nunca es fácil. Esto es aún más difícil cuando la mudanza se da hacia una sociedad totalmente distinta a la de origen, con hábitos, culturas, recetas, tradiciones, modos de vestir y de pensar, de hablar y de ser, completamente diferentes a los de la sociedad original. Sin embargo, los alumnos del proyecto “Entre Palabras” tienden a ser trabajadores y perseverantes, logrando adquirir, en pocos meses, nuevos conocimientos sobre sonidos y palabras que hasta entonces les eran totalmente desconocidos. Y es con gran alegría que nosotras, las docentes, observamos cómo, al final de cada curso, los alumnos que al comienzo eran reservados, temerosos, desconfiados o incapaces de expresarse, poco a poco fueron adquiriendo el dominio de una nueva lengua y cultura y, con ello, me atrevo a decir, igualmente obtuvieron cierta ligereza de espíritu y de semblante. Este es nuestro principal objetivo y nuestra mayor felicidad: que nuestros alumnos, tras la pérdida y la huida, logren integrarse plenamente y sentirse bien en un país que ahora también se ha convertido en el suyo.
Me gustaría dedicar este texto a todas las personas que buscan refugio. A todos aquellos y aquellas que, debido a guerras, violencia, miedo, hambre, desastres naturales y cambio climático; a incompatibilidades políticas, étnicas, religiosas o de otro tipo, tuvieron que dejar sus hogares y aventurarse en el mundo sin saber dónde ni cuándo podrían volver a sentirse como en casa.
Me gustaría además dedicar este texto a todos mis alumnos y alumnas, que llenan mis días de desafíos, aprendizajes y lecciones de humanidad.
También quiero dedicar este texto a todos los que están en primera línea de frente; a los que todos los días dan todo lo que tienen y están para ayudar a los que dejaron y perdieron todo; a quienes la experiencia les ha enseñado la humildad del aprendizaje diario y les otorgó la lucidez de saber que no somos nada sin los demás, y que la mayor felicidad y el mayor crecimiento intelectual y espiritual reside en la entrega plena de uno mismo al mundo y a los que en él viven.
Mis más profundos agradecimientos a la ayuda y contribución de mis colegas Ana Rita Silva, Cláudia Santos y Maria João Fernandes, del Servicio Jesuita a Refugiados, sin las cuales la redacción de este texto hubiera quedado incompleta. Muchísimas gracias a todas.
Finalmente, agradezco a la Fundación Carolina por invitarme a escribir este texto y por brindarme un canal para hablar sobre mi trabajo.
[1] https://www.unhcr.org/60b638e37/unhcr-global-trends-2020
[2] https://www.refugiados.pt/mitos-rumores-e-preconceitos-2/
[3] Proyecto PT/2020/FAMI/536, financiado por el Fondo para el Asilo, la Migración y la Integración (FAMI). Duración: junio de 2020 a diciembre de 2022.
[4] Cf. https://www.jrsportugal.pt/wp-content/uploads/2017/04/JRS_AcompanharServirDefender-compactado.pdf