¿Podría hacer una breve valoración de cómo está la situación socioeconómica en América Latina tras la pandemia y los impactos que está teniendo la guerra en Ucrania?
La región de América Latina fue la más golpeada del mundo por la pandemia del COVID 19. Fue muy afectada en crecimiento del producto, en términos sanitarios y en términos de empleo. La región ha tenido una leve recuperación. O sea, primero en 2020 tuvo una caída histórica en términos del crecimiento del producto y después, en el año 2021 tuvo una importante recuperación, debido esencialmente a un efecto rebote de la paralización de la economía en el año anterior. Y en el 2022 nuestras expectativas son que América Latina va a crecer un 1.8% que es un retorno a los niveles de crecimiento que había tenido la región, previo a la pandemia. Son niveles bastante mediocres en términos de crecimiento económico. No muestran un proceso vigoroso de recuperación sino de retornar a la senda histórica. En este nuevo escenario se suman nuevos factores que hacen compleja la situación de la región: un fenómeno que estaba bastante controlado salvo algunos casos muy específicos y que nuevamente empieza a aparecer, es la inflación, y no solo en América Latina, aunque está golpeando con mucha fuerza, particularmente intensa en sectores o en productos agroalimentarios lo que compromete y pone en riesgo la situación de seguridad alimentaria de los sectores más vulnerables. Una parte muy importante de su canasta de consumo son alimentos y productos energéticos.
Cómo han ido evolucionando los ODS en América Latina y esa consecución de la Agenda 2030. Podría hacernos un breve resumen sobre el estado de avance.
En CEPAL hemos hecho un seguimiento y monitoreo de la evolución de los ODS a pesar de que en términos globales está focalizado en la sede en New York, nosotros, a nivel regional estamos haciendo un acompañamiento a los países apoyándolos en el avance y en la interpretación e incorporación de esa agenda transformadora hacia las políticas y acciones que en la región se están implementado. En términos de cumplimientos estamos haciendo un proceso de monitoreo. Un ejercicio estadístico complejo porque involucra reunir una cantidad muy significativa de información, conteniendo indicadores que permiten ver las distintas metas que contemplan los objetivos de desarrollo sostenible. Mirando hacia el futuro la situación de América Latina no es tan promisoria, porque es más o menos un tercio de las metas se cumplirán con cierto nivel de éxito. Dos tercios de las restantes va a producirse retrocesos o no se alcanzan. Se requiere una acción decidida de políticas públicas y acciones coordinadas público privadas que permitan el cumplimiento de los ODS.
En la FC estamos muy involucrados con la transformación digital. ¿En qué momento está la región en lo que representa este reto?
Si hay algún efecto positivo de la pandemia fue la aceleración de tecnologías digitales de forma transversal en la sociedad. Cuando hubo confinamiento, las personas, las empresas, las instituciones de gobierno y la sociedad civil incorporaron las tecnologías digitales como una forma de superar las limitaciones que producía el confinamiento. En pocos meses se logró un avance en la adopción de este tipo de tecnologías por parte de la población general. La gente ahora puede usar e interpretar aplicaciones simples en los celulares o computadores de forma que muchos más adquirieron las capacidades para hacer compras a distancia, trámites, varias actividades que rápidamente se digitalizaron y permitieron a la gente avanzar muy rápido pero también ha habido una adopción de tecnología más sofisticada. Las que tienen que ver con la producción de bienes y servicios a distancia por parte de las pymes …. Adopción generalizada de soluciones digitales que les permitieron seguir en el mercado a través de esta nueva plataforma. Es muy interesante la capacidad de adaptación e incorporación que se verificó en la región.
Es cierto que a pesar de este avance, todavía las brechas al interior de los países y entre los países de América Latina son importantes pero las brechas con respecto al mundo avanzado siguen siendo muy significativas. Hay muchas tareas en las que habría que avanzar. Sobre todo tiene que ver con la creación de capacidades de usos más sofisticados de la tecnología que se incorporen en actividades productivas, en vinculación de servicios. A pesar de que se han dado pasos en esa dirección, todavía existe un espacio muy grande en el cual se puede seguir avanzando y en el cual éstas tecnologías pueden contribuir de forma decidida a abordar algunos de los temas más estructurales que tiene América Latina, y que tienen que ver con la productividad, que tiene un nivel muy bajo, particularmente en servicios prestados por pequeñas empresas y que pueden contribuir a la mejora sustantiva de la productividad, lo que en sí tiene beneficios muy importantes.
¿Qué se puede hacer desde España y desde la Unión Europea para tratar de reducir esas brechas que todavía son significativas, y condicionan el avance en relación con la transición digital?
Entre Europa y América Latina, o más aún entre España y la América Latina hispano parlante, hay un vínculo cultural y una armonía de valores muy importante. En algunos períodos este vínculo ha sido particularmente intenso. En los años 90 y principios del 2000, las empresas españolas fueron con mucho entusiasmo a América Latina y desarrollaron actividades empresariales muy importantes allá. La relación ha pasado por varios ciclos, en el último tiempo, a pesar de que la relación entre Europa, particularmente España y América Latina las prioridades europeas han estado focalizadas en otros lugares del mundo, como los problemas migratorios que vienen del norte de África, la inestabilidad que viene de la Europa oriental, hace que América Latina no haya estado en las prioridades, pero independientemente de eso, ha habido canales de comunicación que han estado activos y que han sido bastante beneficiosos para ambas partes. En realidad lo que falta para darle un impulso a esta relación estratégica, es articular un acuerdo estratégico de complementación que contribuya a esto. La renegociación de los acuerdos que se están haciendo en estos momentos con México, con Chile y un acuerdo con Mercosur, van un poco en esa dirección. Quizás ésta negociación que por el momento es fragmentada, puede abonar el espacio para que se logre un acuerdo integrador y que coordine esta relación que para ambas regiones es muy importante.