¿Cómo fue tu experiencia en el máster y que destacarías de tu estancia en España?
Veinte años después veo la experiencia en España como el punto de partida de lo que, con humildad, ha sido y es una carrera interesante. Llegar a Salamanca en el 2004 fue abrir la mirada más allá de mi país de origen, Perú. Creo que siempre quise conocer el mundo y adentrarme en la mayor cantidad de culturas posible, tal vez por un instinto o una necesidad de percibir siempre algo nuevo. Siempre estaré agradecido a la Fundación Carolina, quien me ayudó a salir de mi país y empezar una carrera internacional.
Lo que más destacaría de mi estancia en España es el cuidado con el que los becarios fuimos cuidados. Estudiantes veinteañeros/as de toda Latinoamérica que viajaron a distintas ciudades españolas para aprender y labrarse un futuro no es poca cosa. Siempre se sintió la Fundación cerca; lo que explica que tanto tiempo después el contacto persista.
Has trabajado 18 años en lo que podríamos llamar el mundo corporativo y ahora estás trabajando para una startup, ¿cuáles son las mayores diferencias que encuentras?
El mundo corporativo tiene la ventaja de tener una base a partir de la cual trabajar con objetivos claros. Es como tener los cimientos de la casa hechos por otra persona. Lo que ahora encuentro interesante del mundo de las startup, es que uno debe no solo ser quien pone los cimientos – cimientos que además uno cuestiona semanalmente-, sino además uno es responsable de decorar la casa. Es decir, de elegir aquellos detalles que harán del proyecto algo especial y único. Yo no soy el fundador de la empresa, pero es algo que se siente todo el tiempo y que también pude observar en muchos otros emprendedores cuando participé el pasado noviembre en el programa Techstars en Los Angeles. Ser responsable de la totalidad del proyecto es muy desafiante, pero a la vez muy liberador.
¿Cómo es tu estilo de liderazgo?
Pienso que además de ser un ejemplo profesional como líder, uno debe ser un ejemplo como persona. Estoy seguro de que aquellos que trabajan con uno, solo darán la milla extra si realmente “admiran” al líder, si lo consideran un amigo y si saben que ese líder estará con ellos en las buenas, y en las malas. No solo de palabra, sino de hecho. Son demasiados los líderes que se llenan la boca, pero que en el momento importante no están ahí para dar la cara.
¿Cuál crees que el peor error que comete un líder?
El peor error que puede cometer un líder es no entender los detalles del negocio. Cuando un líder depende completamente de otras personas para entender una o muchas partes del negocio no solo pierde la capacidad de tomar buenas decisiones, sino que se expone a que lo tomen por tonto. Por ende, lo que mencionaba líneas arriba sobre ser “admirado” se vuelve imposible. Nadie respeta ni mucho menos admira a un líder que no puede aportar soluciones en base a su detallado conocimiento de todo el negocio. Aquellos en posiciones de responsabilidad que piensan que su rol es simplemente poner metas, designar responsables y fechas límite sin poder ayudarlos en base a su conocimiento empírico, fracasarán. Así que mi sugerencia es que el líder se remangue y entre al lodo junto con el resto del equipo.
Describe con una palabra como te gustaría que sea tu vida
A veces le digo a mi esposa que quiero morir sosteniendo su mano y sabiendo que tuve una vida interesante, con lo bueno y lo malo que eso implica, pero interesante. Una vida digna de recordar y contar.