Liderazgo Público Iberoamericano es un programa de cooperación que organizamos desde la Fundación Carolina y Telefónica. ¿Qué relevancia le dan a este programa ustedes, desde Telefónica? ¿Cuál cree que es su especificidad y su importancia?
Desde Telefónica, hacemos una valoración muy positiva del programa de Liderazgo Público Iberoamericano. Para nosotros, es un elemento fundamental, casi estratégico, fortalecer la relación institucional entre los países iberoamericanos, entre América Latina y España. Es necesario conocernos más, colaborar más, trabajar más juntos y explorar cómo podemos diseñar un futuro compartido. Nos agrada que estos jóvenes líderes tengan la oportunidad de conocer la realidad española y, a su vez, que nosotros podamos conocer la suya, ya que esto nos permitirá acercarnos, entendernos y proyectar iniciativas conjuntas para el futuro.
En la edición de este año hablamos de “Planificar el Desarrollo para un Futuro Sostenible”. En términos de desarrollo, y en el complejo contexto geopolítico actual: ¿cómo ven el estado de la región y su actualidad en la Agenda 2030 y el alineamiento de sus políticas públicas con los ODS?
Es verdad que el contexto geopolítico no favorece una cierta cohesión interna. No es un secreto que las tensiones políticas están poniendo a prueba los programas de cooperación. Sin embargo, los programas relacionados con la sostenibilidad y los ODS son fundamentales porque, si todos los países no asumen la mayoría de estos proyectos, nadie podrá garantizar la supervivencia en el futuro. No hablamos únicamente de la crisis climática, sino también del desafío de la financiación. Nos referimos a cuestiones como la igualdad, la diversidad de género, el desarrollo social, la digitalización y la nueva transformación económica para la región. Todo esto está relacionado con el crecimiento, la sostenibilidad y el futuro. En ese sentido, las dificultades geopolíticas y las tensiones políticas no pueden poner en riesgo el futuro de la región.
El tema que parece cobrar mayor protagonismo en la actualidad de la cooperación es la necesidad de incrementar la capacidad de movilización de recursos financieros a nivel internacional. Es un tema que va a centralizar los debates de la próxima cumbre de financiación para el desarrollo del próximo año en Sevilla. ¿Qué papel cree que debería jugar el sector privado en esta materia?
Es cierto que, sin una mayor movilización de recursos financieros, no podemos avanzar. Debemos tener claro que ciertos países no pueden progresar por sí solos si no reciben una ayuda directa, clara y tangible, porque, de lo contrario, la brecha seguirá aumentando. Se ha realizado un esfuerzo significativo a nivel internacional, desde las reuniones del G20 hasta el Fondo Monetario Internacional, y también se ha movilizado recursos por parte de la Unión Europea. Sin embargo, es necesario ir más allá: si no hay colaboración entre el sector público y el privado, esa movilización de recursos no podrá implementarse de manera productiva. En ese sentido, el sector privado mantiene cada vez una conversación más estrecha y amplia con los gobiernos, así como con organismos multilaterales e internacionales.
La experiencia de Telefónica ha consistido en desarrollar proyectos propios que nos han permitido avanzar en el campo en el que debemos progresar: la conectividad. Pero estoy segura de que hay otros sectores, como el energético o el de los seguros, que también pueden avanzar. Es fundamental contar con la complicidad y la confianza de los gobiernos para trabajar juntos.
Telefónica destaca por su interés en impulsar la agenda de lo que llamamos la “Triple Transición”, con especial foco en el capítulo digital. La alianza con Fundación Carolina en este terreno tiene larga data y se despliega en diferentes iniciativas conjuntas. ¿Cómo valoran esta colaboración?
Con la Fundación Carolina hemos mantenido una colaboración estrecha y hacemos una valoración muy positiva, ya que nos ha permitido trabajar en informes que nos han dado un conocimiento más directo sobre la implicación de América Latina, así como acceder a expertos en temas digitales que quizás no habíamos considerado antes. Esto ha sido muy beneficioso para nuestro grupo y compañía, ya que nos ha ayudado a poner en marcha ciertos proyectos. La transición digital es imperativa, ya que es la única forma de que la economía avance. La economía es digital o no será, y debemos tenerlo claro. Por eso, el esfuerzo que estamos haciendo en conectividad y en el desarrollo de capacidades digitales debe ir acompañado por los gobiernos. No se trata solo de inversión, sino de permanecer en los países para seguir trabajando juntos. Para ello, necesitamos un entorno de seguridad jurídica y un marco regulatorio que respalde este proceso.
En este sentido, mantenemos una colaboración muy estrecha con algunos países, pero debemos avanzar más con otros. La Fundación Carolina nos ofrece ese marco.
Ustedes destacan la importancia de una nueva agenda de inversiones para fomentar el crecimiento, crear empleos formales y avanzar hacia un desarrollo sostenible. ¿Por qué es esencial transformar las matrices productivas para lograr un entorno sostenible? ¿Cuáles son los principales desafíos que enfrenta la región en este proceso?
Es fundamental crear un marco que ofrezca seguridad y estabilidad a los trabajadores; sin ello, será imposible avanzar en otros aspectos. ¿Cómo se puede exigir un compromiso fiscal a un país o un ciudadano si no se les garantiza un empleo seguro y digno? ¿Cómo avanzar si los gobiernos no pueden asegurar una educación de calidad? ¿Y si no se les da a las familias desfavorecidas la seguridad para alimentar a sus hijos? Debemos entender que el progreso debe abordarse desde múltiples frentes, como lo hace la Cooperación Española y la Fundación Carolina. Las empresas, como Telefónica, se enfocan en ofrecer empleos de calidad y en reducir la economía sumergida. En América Latina, donde alrededor del 60% de la economía es informal, es imposible implementar una nueva fiscalidad o avanzar en productividad y desarrollo. El sector privado está comprometido y contribuye con empleos dignos, alineados con los estándares de nuestros propios países.