La Universidad ha construido en sus más de mil años de Historia la mayor red de conocimiento que ha conocido la Humanidad. Bajo los principios de cooperación y colaboración ha ido captando el talento allá donde se encontraba con el objetivo de convertirse en el más potente elemento de desarrollo económico y social. Sin embargo, estamos lejos de haber alcanzado esa universalidad que nos da nombre. Puede que la Academia tenga mil años de historia a sus espaldas, pero realidades como el Espacio Europeo de Educación Superior –por poner un ejemplo– apenas tienen 20 años de recorrido. Una cosa es compartir conocimientos entre investigadores y otra más compleja y distinta, crear una cultura de Universidad global.
La Agenda 2030 de Naciones Unidas propone como último de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) la creación de alianzas estratégicas entre todos los agentes sociales, nacionales e internacionales. La pertenencia de España a la comunidad iberoamericana no hace sino generar alianzas y sinergias que fomentan tanto el desarrollo propio como el progreso de una enorme región que aglutina a cerca de 25 millones de estudiantes de 22 países de ambos lados del Atlántico. Bien sabe lo que esto supone la Secretaría General Iberoamericana, el organismo internacional de convergencia del que nos hemos dotado.
En el marco de estas alianzas estratégicas, Crue Universidades Españolas promueve especialmente las relaciones con otras conferencias de rectores iberoamericanas. Tenemos los ejemplos de la colaboración científica y académica de la Agenda Ibérica del Conocimiento y la Educación Superior que compartimos con el Conselho de Reitores das Universidades Portuguesas (CRUP) y de los convenios firmados en 2017 con las conferencias de rectores de Chile y Argentina. Otras redes importantes son la Asociación Universidades Iberoamericanas con títulos de Postgrado (AUIP); el Grupo Tordesillas de Universidades, en el que participan universidades brasileñas, portuguesas y españolas y el Grupo Compostela de Universidades, que reúne universidades de Iberoamérica y Europa, tomando el Camino de Santiago como nexo de unión.
La intensidad de las relaciones entre las instituciones de Educación Superior del espacio iberoamericano bien puede medirse por el nivel de encuentros internacionales programados. En los próximos meses debían celebrarse el Consejo Universitario Iberoamericano, en Andorra, y la Cumbre de rectores México-España, en el país hermano. Estos encuentros, al igual que la II Cumbre Académica y del Conocimiento UE-CELAC de Santiago de Compostela, han quedado en el aire por la crisis sanitaria mundial del coronavirus. Pero lo que es seguro es que cuando finalmente se celebren, lo harán bajo el marco de la cooperación entre los sistemas universitarios de ambos continentes y permitirán avanzar en el camino hacia la deseada consolidación de un espacio iberoamericano de la Educación Superior con otras regiones.
Los convenios de colaboración bilaterales entre universidades de todos los países que integran el Espacio Iberoamericano del Conocimiento dan lugar a un intercambio constante de estudiantes, investigadores y personal técnico, dobles titulaciones, cotutelas de tesis, grupos de investigación y programas de cooperación al desarrollo. En nuestras aulas recibimos anualmente a cerca de un millón y medio de estudiantes, de los cuales aproximadamente el 7% provienen de fuera del Estado español. Y de ese porcentaje, el 41% proviene de Iberoamérica.
Esta fuerte presencia aumenta a medida que sube el nivel de especialización de los estudios, llegando al 60% en el caso de los estudios de Máster y al 58% en los estudios de Doctorado, especialmente en Arquitectura, Ingenierías y Ciencias Sociales y Jurídicas. Del total de los 10.000 universitarios internacionales egresados en el curso 2016-2017, la mitad eran iberoamericanos. Y en el caso de los estudios de Máster y doctorado, 6 de cada 10 egresados o doctores internacionales también lo fueron.
Las universidades españolas somos conscientes del importante reto que supone la internacionalización y en esta línea trabajamos desde hace años. Sabemos que el margen de mejora es grande en ámbitos como la movilidad, ayudas a los estudios, dobles titulaciones, buenas prácticas en Docencia, innovación y gestión o creación de grupos de investigación supranacionales e interdisciplinares. Estamos convencidos de que es el mejor camino hacia una Sociedad del Conocimiento. Lo estamos viviendo en estos tiempos tan complicados en los que nuestra única certeza es que unidos somos más fuertes y capaces de superar todo.