La ciencia, la tecnología y la innovación (CTi) desempeñan una función crítica en la consecución de la Agenda 2030. Son imprescindibles para el desarrollo social y económico, contribuyendo de manera transversal a los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible.
La XXVI Cumbre Iberoamericana, celebrada en la ciudad de La Antigua Guatemala en noviembre pasado, acordó desarrollar un proceso que contribuya a incrementar significativamente la inversión, la cooperación mutua y el compromiso de los países miembros en CTi. Este mandato es especialmente importante cuando la CEPAL viene advirtiendo del escaso esfuerzo de la región en inversión en I+D. Resulta esencial fortalecer los sistemas nacionales de CTi, favorecer su internacionalización, junto con programas que asienten la transferencia de tecnología y la movilidad de la comunidad científica, propósito este último en el que la Fundación Carolina viene trabajando de manera prioritaria y exitosa.
En el ámbito iberoamericano, España apoya decididamente los esfuerzos de la SEGIB, así como del Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo (CYTED) que, desde hace tantos años, viene trabajando en favor de proyectos conjuntos de investigación, desarrollo e innovación. La revolución digital de nuestros días precisa de una respuesta iberoamericana que contemple los impactos que supone esta radical transformación económica, tecnológica, educativa y científica de nuestras sociedades.
La cooperación española en América Latina viene además apostando por la CTi como dimensión prioritaria de muchos de sus programas bilaterales. Se trata, en resumen, de apoyar la articulación de estrategias nacionales de ciencia y de tecnología, así como de promover alianzas entre centros españoles y de países socios, sin olvidar la creación de un espacio de oportunidades y sinergias con las empresas.
En la actualidad nuestros programas de cooperación en países como Colombia, Ecuador y Perú identifican este ámbito como prioritario. En Colombia los programas ERICA y DIRENA, que se ejecutan en los departamentos de Antioquia y Nariño, son una plataforma de coordinación y transferencia de buenas prácticas en los ámbitos de desarrollo local, innovación y emprendimiento, a través del fortalecimiento de capacidades de investigación y de trabajo conjunto entre universidades, empresas y administraciones públicas.
En Ecuador llevamos a cabo el programa de fortalecimiento del talento humano y de transferencia de conocimientos, investigación, desarrollo e innovación. Este programa promociona la internacionalización de la investigación ecuatoriana y la mejora de su capacidad investigadora. Entre sus participantes están la Universidad de la Amazonía, institutos públicos ecuatorianos como el INER y el INIAP, así como prestigiosos centros españoles como el CSIC, el CIEMAT y el INIA.
En el caso peruano, nuestro programa de cooperación bilateral incluye acciones de promoción del desarrollo tecnológico, la innovación y la transferencia de tecnología. De esta manera, hemos apoyado técnica y financieramente la puesta en marcha de la Red CITES de Centros de Innovación Tecnológica, que promueve la mayor competitividad entre las empresas que participan.
De igual manera, el Programa de Cooperación Técnica con América Latina-COOTEC incluye de manera regular asistencias y pasantías vinculadas al objetivo de promover la innovación y la investigación. Los Centros de Formación de la cooperación española en la región (Antigua, Cartagena de Indias, Santa Cruz de la Sierra y Montevideo) celebran, además, regularmente actividades de capacitación y formación en el área de innovación y desarrollo.
No quisiera, por último, dejar de citar nuestro Fondo de Cooperación para Agua y Saneamiento (FCAS) que incorpora en muchos de sus proyectos importantes innovaciones tecnológicas. La generación de energía eléctrica a través de micro-turbinas en Guatemala; plataformas online apoyadas con dispositivos móviles para el seguimiento de los servicios de agua en zonas rurales de Paraguay; o un centro experimental para el tratamiento de aguas residuales en Bolivia, son algunos ejemplos de cómo el FCAS contribuye de manera significativa al reforzamiento de las capacidades en CTi de la región.
En definitiva, la cooperación en CTi es ya un rasgo distintivo del espacio iberoamericano de conocimiento y forma parte, de manera destacada, de muchos de nuestros programas bilaterales de cooperación con países de la región. Seguiremos apostando por desarrollar esta dimensión de trabajo que es clave para afrontar con garantías los retos de desarrollo de Iberoamérica y, finalmente, para el bienestar de nuestra comunidad.