América Latina, el Caribe y la Unión Europea han construido a lo largo del tiempo una asociación estratégica birregional con el propósito de impulsar la cooperación y afrontar problemas comunes a través de acciones multilaterales. En este sentido, los ámbitos académico y de conocimiento, así como la educación, la ciencia, la tecnología y la innovación, constituyen parte relevante de las prioridades y objetivos, y las universidades son instituciones clave para dirigir el cambio hacia una sociedad basada en el conocimiento e impulsada por un crecimiento sostenible e integrador. Las universidades fomentan una cultura global de apertura, tolerancia y diálogo, para lo que las alianzas universitarias son un instrumento estratégico esencial.
La Responsabilidad Social Universitaria está cada día más presente en la misión y visión de nuestras actividades, e incluye la creación de alianzas estratégicas con todos los agentes sociales, nacionales e internacionales. Así lo propone la Agenda 2030 de Naciones Unidas, que abarca las esferas económica, social y ambiental e implica un compromiso común y universal. En concreto, el objetivo 17 está íntegramente dedicado a la promoción de las alianzas necesarias para alcanzar el desarrollo sostenible global. Las universidades nos hemos comprometido con estas metas que refuerzan, además, nuestra credibilidad como nexo entre las universidades europeas e iberoamericanas y caribeñas para abordar los grandes retos compartidos: la apertura y la reciprocidad en la cooperación, la autonomía de todos los sistemas universitarios y la integridad y la ética en la investigación.
En la actualidad, este compromiso de las universidades que integran el espacio birregional euro-latinoamericano y caribeño se ve reflejado en convenios bilaterales entre instituciones de Educación Superior y, además, en su participación en redes importantes como la Asociación de Universidades Iberoamericanas con títulos de Postgrado (AUIP), la más numerosa y centrada en los postgrados; el Grupo Tordesillas de Universidades, en el que participan universidades brasileñas, portuguesas y españolas, y cuya herramienta estrella son los Colegios Doctorales Tordesillas, enfocados en la investigación conjunta y las cotutelas, o el Grupo Compostela de Universidades, que agrupa también a universidades de Iberoamérica. Todos estos acuerdos dan lugar a un intercambio constante de estudiantes, investigadores y personal técnico, en la mayoría de casos con becas de uno o de los dos países intervinientes, dobles titulaciones, títulos conjuntos, cotutelas de tesis, grupos de investigación y programas de cooperación al desarrollo.
Las universidades debemos generar espacios de reflexión conjunta sobre los retos que todavía prevalecen, y sobre las vías para mejorar la cooperación y la colaboración entre universidades, y fortalecer las alianzas universitarias para la Educación Superior, la ciencia, tecnología e innovación. Entre ellos, destacan los retos de la financiación, el desarrollo de agendas de cooperación regionales e interregionales, la articulación de iniciativas o el reconocimiento académico internacional.
La propuesta que surja de esta reflexión deberá promover el avance hacia modelos de cooperación académica sostenibles y fuertes, así como un cambio de paradigma en la cooperación internacional en la Educación Superior. Esta debe incluir un compromiso renovado con la colaboración global y un diálogo permanente que promueva acciones conjuntas a largo plazo y el desarrollo de las capacidades del sector.
En esta reflexión sobre el futuro de las alianzas universitarias, no podemos olvidar el impacto que está teniendo la transformación digital de las universidades en la forma en la que se produce el conocimiento y la innovación social, así como en la forma en la que las universidades desarrollan alianzas entre sí. En este sentido, es necesario reflexionar sobre el futuro de nuestras estrategias y agendas de transformación digital, los retos que plantea y las oportunidades que nos ofrece. Una financiación adecuada y la priorización conjunta podrán fortalecer una mayor colaboración universitaria en investigación o una mayor cooperación entre la industria y la academia, entre otras.
Las universidades tendrán que abordar estas cuestiones con el fin de fomentar espacios de colaboración que nos permitan conectar, compartir y crear capacidades. Su papel debe ser el de crear una comunidad universitaria realmente inclusiva y global que, junto a otros actores del entorno, ofrezca formación e investigación de calidad y contribuir a la sociedad del conocimiento. Las universidades necesitan seguir avanzando para ser instituciones cada vez más abiertas, más cooperativas y que fortalezcan sus alianzas en red, tanto a nivel local como nacional e internacional, y actores clave para construir puentes entre países, culturas y sectores.
La II Cumbre Académica y del Conocimiento Unión Europea-Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (UE-CELAC) que se celebrará en Santiago de Compostela en 2023 busca ser la foto para reflexionar sobre el futuro de la colaboración birregional de Educación Superior a ambos lados del Atlántico. Las cumbres son el principal foro de diálogo y cooperación entre ambas regiones y en este segundo gran encuentro se quiere impulsar el Plan de Acción UE-CELAC acordado por los Jefes de Estado y de Gobierno en Bruselas en 2015 y apuntalar la construcción del nuevo espacio común del conocimiento.
Una vez más, la generación de líneas comunes de acción, el establecimiento de alianzas, la integración y la cooperación estratégica serán cruciales. Y para ello se van a promover en la ciudad gallega espacios de debate y reflexión sobre aspectos determinantes para la integración birregional y el fortalecimiento de las instituciones de educación superior y científicas en el deseado Espacio Común Euro-Latinoamericano y Caribeño de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación. Alcanzar y consolidar esta integración de los dos grandes espacios de educación superior es uno de nuestros principales retos para los próximos años.