“Planificar el Desarrollo para un Futuro Sostenible” es un asunto de máxima actualidad, que viene siendo tratado por varios organismos multilaterales y, de algún modo, tuvo su culminación en la Cumbre del Futuro realizada por Naciones Unidas el pasado mes de septiembre.
Cumplir con los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) ante un contexto de multi-crisis (climática, de deuda, alimentaria, de seguridad) sin precedentes, con un reducido espacio de políticas monetarias y fiscales (debido al alza de la inflación y del endeudamiento) plantea con urgencia la necesidad de incrementar la capacidad de movilización de recursos financieros a nivel internacional. Se estima que las necesidades de financiamiento para cumplir con los ODS se sitúan entre 4 a 6 billones de dólares anuales, según la OCDE.
Adecuar el volumen de recursos disponibles para cubrir las necesidades de financiamiento económicas, sociales y medioambientales de los países en desarrollo implica no solo aumentos en el volumen de préstamos, sino también un cambio en la lógica de financiación, organización y asignación de recursos por parte de la arquitectura financiera internacional que permita una mayor inclusión de los países en desarrollo.
Por otro lado, desde CEPAL se aboga a que es imprescindible que, para afrontar los cambios que los nuevos modelos de desarrollo requieren, se replanteen las capacidades institucionales de planeación y prospectiva en América Latina. De este modo, se trata de alinear los planes nacionales de desarrollo con una agenda de transformaciones prioritarias en materia de reindustrialización, productividad, digitalización, economía circular, transición energética, integración económica o fiscalidad, sin dejar de lado la cohesión social, la educación, la gestión de las migraciones y el futuro de los jóvenes.
En este sentido, en calidad de directora de Estrategia Global de Asuntos Públicos del Grupo Telefónica, me siento especialmente involucrada con el tema que nos ocupa en esta edición. Para Telefónica, este programa, y el espacio que brinda la Fundación Carolina, es una oportunidad para impulsar que se realice un ejercicio plural y abierto, con miras a que la reflexión y debate promueva la elaboración de planes y estrategias para impulsar la inversión en programas de desarrollo en la región de América Latina. Consideramos de gran importancia que se produzcan estas reflexiones, pues así garantizamos que puedan incorporarse todas las visiones de los responsables de las políticas públicas, al sector privado y a los socios internacionales.
La región cuenta con activos que la hacen única. América Latina posee una gran riqueza en recursos naturales, biodiversidad y energías verdes. Tiene una población joven y culturalmente diversa y su economía ofrece oportunidades en sectores tan variados como la agroindustria, el turismo sostenible, las energías renovables y las manufacturas vinculadas a la salud. Cuenta con un gran mercado interior, insuficientemente aprovechado, y está idealmente ubicada para integrarse aún más en las cadenas de valor global.
Ustedes como líderes públicos tienen el compromiso y la vocación de servicio para anticipar los escenarios y tomar las decisiones que culminarán en una efectiva transformación de las sociedades en América Latina.
Esta VIII Edición del Programa de Liderazgo Público tiene jornadas que proporcionan conocimiento y reflexión sobre la cooperación internacional, las prospectivas políticas y de fortalecimiento institucional; a nivel económico, los retos de productividad, el endeudamiento fiscal y nuevas fuentes de financiación; a nivel social, las políticas de juventud, de educación y cohesión social (con la inclusión de migraciones); y a nivel tecnológico, las nuevas tecnologías y servicios digitales, con la incidencia de la Inteligencia Artificial.
Estoy segura de que este programa constituye un espacio privilegiado para el intercambio de conocimiento y experiencias entre los líderes españoles e iberoamericanos y que la riqueza de los debates y nuevas ideas y políticas están aseguradas. En este sentido, os doy la bienvenida, una vez más, con el deseo de que su participación sea fructífera y sirva para reforzar todavía más nuestros vínculos iberoamericanos.
Un saludo muy cordial,