La Unión Europea y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) se reunieron el pasado mes de octubre de 2022 en Buenos Aires y decidieron retomar el diálogo político al más alto nivel, con la celebración en Bruselas, en julio de 2023, de una Cumbre de jefes y jefas de Estado y de Gobierno. Con ello, quedarán atrás ocho años sin encuentros de este tipo. Esperamos que esa reunión, que se realizará en el marco de la presidencia española del Consejo de la UE, impulse una nueva etapa de las relaciones entre ambas regiones, que relance un necesaria cooperación y diálogo para afrontar conjuntamente un escenario global en transformación y, en muchos aspectos, más adverso que el que existía en momentos anteriores.
La agenda que abordará esa Cumbre es un reflejo de los retos que, latinoamericanos, caribeños y europeos, afrontamos en la actualidad: cómo promover una mayor autonomía y ampliar los márgenes de acción en un mundo fragmentado, con un orden internacional en cuestión, y el retorno de la guerra y la política de poder, como reflejan amenazantes e interesadas narrativas sobre una pretendida nueva guerra fría; cómo hacer frente a una globalización en crisis o en retroceso, y mantener, como socios confiables, vínculos económicos que contribuyan a la prosperidad y el bienestar de las sociedades de ambas regiones; cómo afrontar la “triple transición” socioeconómica, digital y productiva, y ecológica, de forma que sean transiciones justas y contribuyan a la cohesión económica, social y territorial; y cómo revitalizar la democracia y renovar el contrato social, con las generaciones presentes y futuras, frente a crecientes niveles de incertidumbre, desconfianza y desafección ciudadana. Cómo hacer posible, para ello, políticas más efectivas, inclusivas, y con mayor equidad.
Se trata, en definitiva, de restablecer un vínculo eurolatinoamericano que, en primer lugar, ha de ser esencialmente social y político. Aunque otorgue un lugar destacado a las relaciones económicas y a la cooperación en distintos ámbitos de política pública, esa renovada relación responde a la necesidad imperiosa de acción colectiva. Sin ella, será difícil afrontar mejor los retos societales y de gobernanza global que comporta una fase histórica de interregno, en la que “lo viejo no termina de morir, y lo nuevo no puede nacer”.
Para alimentar ese diálogo, la aportación de la academia y de los centros de estudio e investigación puede y debe ser relevante. Con ese propósito, la Fundación Carolina se ha sumado a la iniciativa de la Fundación EU-LAC de convocar a centros y personalidades académicas de relieve de ambas regiones para revisar conjuntamente nuestras agendas de trabajo, nuestras capacidades, nuestros resultados de investigación; la forma en la que esas contribuciones académicas se vinculan, alimentan, y, cuando es necesario, ponen en cuestión las políticas, y cómo participamos de la conversación colectiva más amplia en la esfera pública. Ya en 2010, con motivo de la anterior presidencia española del Consejo de la Unión Europea, la Fundación Carolina convocó un encuentro iberoamericano de centros de estudios que generó importantes aportes en cuanto al conocimiento mutuo y la definición de las agendas de trabajo de esas entidades. Con ese mismo propósito y altas expectativas se convocó un nuevo encuentro en Madrid, los días 3 y 4 de abril, con el ánimo de que contribuya al relanzamiento de una asociación birregional necesaria.
No se parte de cero, y tenemos un importante acervo que poner en común. Tuvimos interesantes reuniones previas en Berlín y en Quito, y con lo que se ha logrado en Madrid seguiremos trabajando, desde nuestro papel, en el necesario diálogo con quienes tienen la responsabilidad, a través de la política internacional y local, de responder a los retos colectivos del presente y el futuro. El encuentro eurolatinoamericano de centros de estudios y análisis ha tenido, en suma, la voluntad de contribuir, de manera constructiva, a forjar un vínculo más fuerte y mejor entre América Latina y el Caribe y la Unión Europea. Queremos una política y una vida pública más reflexiva, racional y deliberativa, en la que dialoguen más y mejor el conocimiento y la acción. Este encuentro ha de servir para ello.
Madrid, abril de 2023