Percibir, conocer y apreciar el valor terapéutico del contacto humano con la naturaleza es un tema de gran interés en el tratamiento, prevención y promoción de la salud, así como en la rehabilitación de personas con diversidad funcional y con adultos mayores.
La Terapia Hortícola (TH) es una disciplina enmarcada dentro de las ciencias sociosanitarias que combina las actividades agrícolas y de jardinería con procesos de rehabilitación en torno a la discapacidad física, cognitiva y sensorial, los trastornos psicosociales, o las necesidades educativas especiales, entre otros. En mi Trabajo Fin de Máster (TFM) se realizó un proyecto de Aprendizaje-Servicio (ApS) en el que se desarrolló un programa de Terapia Hortícola con el objetivo de mejorar las destrezas motoras, las habilidades cognitivas, socioemocionales y sensoriales de personas con discapacidad que acuden a un Centro de Educación Especial (CEE) en A Coruña. El ApS vincula el compromiso social a través de la puesta en práctica de un programa o servicio con la adquisición de nuevos conocimientos, aptitudes, habilidades y valores por parte de los estudiantes responsables de su aplicación.
Al analizar los beneficios terapéuticos de la TH y observar la realidad de los usuarios que acuden al CEE —que colabora habitualmente con los estudiantes de postgrado de la Facultad de Fisioterapia en la Universidade da Coruña (UDC)—, se plantearon las siguientes interrogantes: ¿cómo vincular las actividades de jardinería a fin de mejorar el funcionamiento biopsicosocial de los usuarios del centro? ¿Qué puede hacer la academia, la investigación científica, los agrónomos, psicólogos, terapeutas y demás profesionales para conseguir mejorar la calidad de vida de vida de estas personas? Por tanto, mi TFM se justificó en virtud de la relevancia terapéutica que tiene la horticultura como un conjunto de procedimientos, actividades e intervenciones que se orientan a mantener, mejorar y potenciar las funciones cognitivas, sensoriales, físicas y sociales en personas con discapacidad como parte de la rehabilitación funcional e inserción laboral.
Desde 1980 el ejercicio de la horticultura ha ganado popularidad en todo el mundo, principalmente a través del uso de jardines urbanos, pues su objetivo pretende un rescate ecológico a partir del desarrollo sostenible, la producción de alimentos orgánicos y la educación ambiental.
La inclusión de las personas con discapacidad es esencial para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y abordar las prioridades mundiales de la Agenda 2030 para hacer realidad una sociedad más equitativa. Por tanto, el proyecto de ApS planteado en mi TFM contribuyó a los siguientes ODS con los que se vincula la TH: ODS 2: Hambre Cero; ODS 3: Salud y bienestar; ODS 4: Educación de calidad; ODS 8: Trabajo decente y crecimiento económico; ODS 10: Reducción de las desigualdades; ODS 12: Producción y consumo responsable, y ODS 15: Vida de ecosistemas terrestres.
Las actividades hortícolas y de jardinería son importantes para impulsar la plena inclusión sociocultural, sanitaria y económica de los grupos poblacionales más vulnerables como son las personas con discapacidad y adultos mayores.
El hecho de realizar actividades hortícolas es una forma de enfrentar la crisis ambiental y económica, pero sobre todo es una manera de luchar por la seguridad y la soberanía alimentaria de las familias, las comunidades y los territorios. Cultivar los propios alimentos enseña a valorar la labor campesina, ayuda a que las familias se alimenten de forma saludable y permite la construcción de comunidades solidarias.
La formación profesional en jardinería de personas con discapacidad puede ser una fuente de empleo para realizar un trabajo productivo y remunerado, a la par que se realiza una actividad terapéutica y de integración social y cultural. Además, por medio de la TH se fomenta el conocimiento de destrezas y se potencian las conductas adecuadas que se deben dar en el ámbito laboral.
Los resultados obtenidos después de la aplicación del programa confirman lo analizado en la literatura propuesta, ya que la TH logró mejoras en las siguientes esferas biopsicosociales: a) redujo el estrés y la ansiedad, b) aumentó la participación y los logros en actividades significativas, c) aumentó el intercambio social, la interacción entre compañeros y el apoyo social, mientras se trabajaba en un entorno no competitivo. En los niveles de capacidad física se pudo evidenciar el aumento de la fuerza muscular, la mejora de las habilidades motoras finas y gruesas, y el equilibrio.
En general, el programa de intervención posee un gran potencial pedagógico debido a que involucra una educación activa y reflexiva, y favorece el desarrollo de habilidades complementarias como el trabajo en equipo, el compromiso social, la activación de valores y el pensamiento crítico, creativo, proactivo y reflexivo. Se comprobó, por tanto, que la realización del programa ayuda a potenciar una educación de calidad.